Ella murió dando a luz a su hija, pero un milagro asombroso sucedió
- Cuando Melanie y Doug Pritchard se estaban preparando para tener su primer hijo, buscaron un médico que lucharía, si fuese necesario, tanto por Melanie como por la vida del bebé.
Lo que no sabían es que esta decisión marcaría una gran diferencia.
Todo parecía normal durante el embarazo del su segundo hijo de Melanie. Ella y Doug incluso caminaron al hospital cuando sus contracciones empezaron a las 39 semanas, el médico esperó hasta que las contracciones aumentaran y se rompiera la fuente.
Fue en ese momento que las cosas empezaron a ir mal. Incluso con los signos vitales normales, Melanie comenzó a sentirse mareada, con náuseas y luego se desmayó. Su ritmo cardíaco y la presión arterial se desplomaron. Empezó a palidecer. Del mismo modo, la frecuencia cardíaca del feto y la presión arterial cayeron rápidamente.
El hospital declaró a Melanie clínicamente muerta, con el bebé aún dentro de su cuerpo. Entonces, comenzó una carrera para salvar al bebé con una cesárea de emergencia.
Doug oró para que su esposa y su hija de alguna manera se salvaran. Nunca se sintió tan desesperado y asustado en su vida. En su oración a Dios, imploró algo como: “Señor, yo sé que esto es más de lo que puedo soportar, lo que significa que Tú tienes un plan y un propósito para todo. Yo confío en ti, pero por favor, si es Tu voluntad, déjame abrazar a mi esposa de nuevo.”
Doug se puso en contacto con familiares y amigos, pidiéndoles que oraran por Melanie y su hija. Mientras compartían peticiones de oración a través de los medios sociales, rápidamente comenzó a subir en popularidad en las redes sociales. Los Pritchards estaban en los 100 temas más hablados en Google y Twitter ese día. En 15 horas, más de 150.000 personas estaban orando y compartiendo la situación con el mundo.
Afortunadamente, un equipo de médicos fue capaz de salvar al bebé mientras que otro equipo trató de reanimar a Melanie. Cuando las enfermeras le pidieron a Doug cuál era el nombre de su nueva hija, respondió: “Gabriella, la heroína de Dios.”
A Melanie se le consideró muerta durante 10 minutos. Usaron un desfibrilador 4 veces y compresiones torácicas ininterrumpidas sin éxito. A su familia se le informó que debían prepararse para despedirse. Finalmente, el médico notó un pulso débil.
Melanie tenía una embolia de líquido amniótico, que escapó del útero y entró en el torrente sanguíneo cuando rompió fuente. El coágulo fue a su corazón, lo cual causó un paro cardíaco. También tenía una hemorragia interna debido a la cesárea. Los médicos le dijeron a Doug que probablemente tendría problemas neurológicos para el resto de su vida como consecuencia de la falta de oxígeno durante más de 10 minutos.
Doug se dirigió a la cama de Melanie donde ella se mantenía viva por las máquinas que la rodeaban, la tomó de la mano y le dijo:
“Te amo. Yo siempre te amaré. Nuestros hijos Brady y Gabriella son maravillosos y te amo. Si tienes una chispa en ti para seguir luchando, continúa, lucha. A pesar de mis esperanzas, prométeme que seguirás tu ángel de la guarda a donde sea que te guie. Donde él te guie, será donde Dios te necesita”.
Pero las cosas se pusieron aún peor. Melanie necesitaba dos transfusiones de sangre y fue trasladada a un hospital diferente. Durante una cesárea de emergencia, una arteria había sido cortada, y las venas estaban obstruidas debido a la sangre coagulada. Esto requería una cirugía más delicada. El corazón funcionaba sólo al 5% de su capacidad, con un porcentaje de probabilidades de 55 a 65% de supervivencia. Debido a un paro cardíaco, sus pulmones fallaron y la mantuvieron viva por un respirador que le suministraba el 100% de su respiración.
Para ayudarla durante la cirugía, los médicos le mostraron una foto de Gabriella. Melanie comenzó a moverse y a gritar desesperadamente. La sedaron y la enviaron a la sala de operaciones. Esto le dio una esperanza renovada a la familia que se mantenía en constante oración.
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El milagro
La cirugía fue un éxito y Melanie sobrevivió milagrosamente. El sacerdote que había casado a Melanie y Doug años antes, visitó el hospital y le recordó a Doug, “A es a lo que accediste cuando aceptaste: en la alegría y en el dolor, en la enfermedad y en la salud.”
24 horas después de la cirugía, Melanie comenzó a respirar mejor y se le retiró del respirador artificial. Plenamente consciente, ella abrió los ojos y pidió ver a su marido y su hija. Las enfermeras le trajeron a Gabriella y ella fue capaz de cargar a su hija por primera vez después de más de 48 horas de la cesárea.
Recuperación de Melanie conmocionó a todo el personal del hospital.
Melanie fue dada de alta del hospital seis días después y en las siguientes semanas tuvo una recuperación completa.
“Aunque no recuerdo este evento increíble en mi vida, estoy agradecido de estar viva y abrazar a mi esposo e hijos todos los días”, escribió Melanie en su libro, años después.
“Estoy agradecido por cada ‘post’ puesto en Facebook, Twitter, y los artículos que se han escrito y publicado en Internet, y en especial a los que oraban y compartían con otros para que oraran por mí. No hay palabras para expresar mi gratitud por la multitud de oraciones que me cubrieron durante este traumático evento. ¡Estoy feliz de decir que las oraciones funcionaron! Gracias a las manos del médico, las enfermeras, los donantes de sangre y un Dios misericordioso, Gabriella y yo estamos vivas y saludables, y me recuperé por completo.”
En 2014, cuatro años después del incidente, Melanie escribió un artículo con esta afirmación:
“No hay un día que pase que no doy gracias al Señor por haberme permitido sobrevivir algo que muy pocos viven para contar. Le doy gracias al Señor por inspirarme a elegir un hospital que luchara por la vida. Agradezco a Dios por permitir que Doug, Brady, Gabriella, y yo seamos una familia nuevamente y por darme otra oportunidad para hablar de la gracia de Dios y de su misericordia y amor por todos nosotros. Dios tiene el poder para llevarnos desde las profundidades de la oscuridad, incluso la oscuridad de la muerte, hasta la luz, y por eso, ¡alabémosle!”