En NURIA existe “Foto-crónica”, nosostros colocamos fotos y la Crónicas de Eduardo Llibre
Por Eduardo Llibre, Sosúa.- Al filo de las 7:30 A. M. de este día 27, estudiantes y profesores, sumados autoridades municipales, nos dimos cita en los terrenos del antiguo helipuerto donde aterrizaba el helicóptero en el que viajaba a Sosúa el general Antonio Imbert. Comienzan los preparativos para el acto. Es notoria cierta improvisación. El Colegio Luis Hess coloca seis abanderadas frente a la tarima, tres a cada extremo. Llegan funcionarios del Distrito Escolar y el coronel local de la P. N., acompañado por un grupo de agentes, se coloca en el extremo izquierdo del escenario. Echa mano a un smartphone y teclea, absorto. Se mete el artefacto en el bolsillo trasero del pantalón para volver a sacarlo casi de inmediato. Teclea, veloz, con ambos pulgares. Una funcionaria de Educación anuncia que el acto ha comenzado. El Director del Distrito Escolar 11-01 de esta localidad hace acto de presencia y se ubica, de pie, junto al coronel-chateador. Directores de escuelas, liceos y colegios se di…seminan entre los grupos multicolores de estudiantes.
El padre Bernardo sube a la tarima para insuflarle un aire espiritual al acto. Sermonea, breve y un tanto cáustico. La muchedumbre en torno a la tarima emite un sordo pero continuo ruido de enjambre. Se anuncia el Himno Nacional. No puedo precisar si es la voz de Henry Ely o la de Arístides Incháustegui la que, potente y varonil, brota de los altavoces y rasga el aire matinal. El canto a la patria no es óbice para que Coronel-Absorto-Chateador siga aporreando los caracteres del sufrido gadget de color negro. Unos efusivos estudiantes de un colegio se saludan y se abrazan alborozados al son de : “…ningún pueblo ser libre merece…”. Terminado el himno de Reyes y de Prud’homme y en medio de una barahúnda infernal, un corito del Colegio Luis Hess -algo improvisado, pero no por ello carente de arte- interpreta el Himno a Duarte. Ya para ese momento las autoridades “civiles y militares” navegan a la deriva en un mar de cabezas y banderas. Esta vez no hay “mesa de honor” o “presidencial”. Alcanzo a ver a la alcaldesa- cuan abeja reina- guarecida por una pequeña corte de sus colaboradores.
El desfile está pronto a dar inicio y por ello me veo obligado a allegarme al espacio donde me toca marchar en compañía de los demás maestros y de los estudiantes del “Colegio de los Judíos”. Pierdo de vista a Coronel-Chatín-Campeón y entre banderitas nacionales sostenidas en pendones de caña, abanderadas, músicos y entre el estrépito horrísono de bombos, redoblantes y platillos enrumbamos hacia Los Charamicos. Durante todo el trayecto somos festín para las cámaras de toda laya de las decenas de azorados turistas que se apostaron a ambos lados del serpenteante trayecto.
Comentario de la Redacción: “EXCELENTE NARRATIVA PROFE”