Enfermedades psicosomáticas: cuando la mente crea los males
La hipocondría es un exceso de ansiedad por la salud. La persona hipocondriaca puede pasar su vida preocupándose por enfermedades imaginarias ¿Cuáles son los síntomas de este trastorno? ¿Cuáles son las consecuencias? ¿Cómo tratarla y eliminarla? Lo explica el profesor Antoine Pelissolo, psiquiatra del Hospital Pitié-Salpêtrière de París, especializado en trastornos de ansiedad.
Convencida de estar gravemente enfermo al más mínimo síndrome sospechoso, la persona hipocondríaca consulta a numerosos médicos para solicitar todo tipo de pruebas pero nunca está tranquilo. O sólo de forma temporal, hasta la próxima “crisis”. Si los problemas de salud son imaginarios, el miedo es real. Por otra parte, no debe tomarse al hipocondriaco a la ligera, señala el profesor Antoine Pelissolo, ya que “la enfermedad es real”.
“He tenido en mi vida hipocondriaca unos quince tipos de cáncer, varias meningitis, SIDA, gripe, diversos síndromes… Hoy, por ejemplo, me he despertado con meningitis”, cuenta Luisa, de 19 años. En su “vida real” sólo sufre de migrañas. La hipocondría a menudo se equipara con una fobia pero es más un trastorno de ansiedad, explica el profesor Antoine Pelissolo. “La hipocondría es un miedo por anticipación respecto de una situación imaginaria. La persona hipocondriaca no tiene miedo de contraer una enfermedad: ya se cree enferma. Se inquieta por las consecuencias de su patología, inventa escenarios catastróficos y rumia mucho”. No hay que confundir la hipocondría con el miedo de enfermarse, que es la nosofobia.
Nosofobia o el temor de contraer enfermedades
Algunos hipocondriacos también sufren de nosofobia. María, hipocondriaca y nosofóbica, enumera sus temores: “Cuando bebo agua del grifo, dejo que corra por un rato largo, por miedo a que contenga gérmenes. Aun cuando como un simple yogur, desconfío. Tengo miedo de las relaciones sexuales a causa del SIDA, incluso si utilizo protección, y antes se sentarme en cualquier lado controlo que no haya una jeringa. Desde hace un tiempo solo como zanahorias crudas porque he leído que son buenas para proteger contra el cáncer”. Así descrito, el nosofóbico puede hacer reír. Sin embargo, la nosofobia crea un profundo sufrimiento, aislamiento social y a veces conduce al desarrollo de un trastorno obsesivo-compulsivo, como por ejemplo el lavado excesivo de las manos. “No consigo disfrutar el momento, siempre pienso en la muerte. No puedo evitarlo”, admite María.
¿Qué desencadena la hipocondría?
La hipocondría se presenta en personas de temperamento ansioso. No está muy estudiada porque a los hipocondriacos raramente se los trata por sus trastornos, a no ser que sean demasiados invasivos o que estén asociados con depresión. La depresión puede empeorar significativamente los síntomas. “Algunas personas con depresión grave tienen la creencia, incluso la convicción, de que el cuerpo les deja de funcionar, que sus órganos están destruidos. Afortunadamente, estas ideas desaparecen cuando su depresión se cura”, señala el profesor. La hipocondría de Pilar, por ejemplo, se agravó debido al cáncer de su madre: “Me empecé a preocupar por absolutamente todo. Cuando tengo algo, un dolor cualquiera, sea donde sea, creo que es algo malo”.
Sin embargo, en muchos casos, no sabemos de dónde viene este trastorno.”La hipocondría se suele vincular con el miedo a la muerte y a envejecer”, analiza el doctor Pelissolo. “También tiende a aumentar con la edad, pero por razones racionales”. A medida que envejecemos, estamos más expuestos a la enfermedad, ya sea la propia o la de nuestros seres queridos.
Enfermedades falsas y grandes angustias
La hipocondría se manifiesta en forma de “crisis” o de manera constante. Dolores, palpitaciones, calambres, hormigueo, bultos sospechosos, retrasos en las reglas… los signos físicos más leves se interpretan como si fueran síntomas de una enfermedad grave y potencialmente fatal. A menudo, el miedo de estar enfermo genera reacciones físicas como sensación de ahogo, mareos, latidos intensos del corazón, como si quisiera salirse de pecho. Esto puede crear un ataque de angustia aguda o de pánico. El profesor Pelissolo señala: “Los síntomas de un ataque de pánico pueden ser impresionantes, pero definitivamente no son peligrosos. Simplemente reflejan la adaptación del organismo a las emociones, al igual que ocurre con un esfuerzo deportivo. Contrariamente a la creencia popular, nadie se muere de miedo”.
Tranquilizar al hipocondriaco
Para tranquilizarse, la persona hipocondriaca consulta las revistas de salud, los diccionarios médicos y navega por Internet. “Una vez que se empieza, no se puede parar”, dice María. “Y me digo que es mejor informarme por si tengo una enfermedad”. Afortunadamente, la investigación la ayuda a veces a “razonar”. Cuando no lo consigue hace consultas especializadas y pide exámenes médicos.”Si me hago caso, iría al médico todos los días. Tendría que vivir en un hospital. Y ni siquiera así estaría tranquila. A veces se me pasa la urgencia, así que no pido hora con el médico, pero al día siguiente me vuelve y creo que me voy a morir”. Aunque es raro, algunos hipocondriacos evitan a los médicos y corren el riesgo de pasar por alto una enfermedad real.
La hipocondría es también dolorosa para el entorno, ya que no hay manera de calmar al hipocondríaco, siempre centrado en su “enfermedad”. Es conveniente mostrarse comprensivo pero sin mostrar demasiada preocupación, para animarle a tratar sus dificultades.
¿Cómo tratar la hipocondría y sus síntomas?
“La psicoterapia es más pertinente para el tratamiento de la hipocondría que se ha instalado con el tiempo”, señala el doctor Pelissolo. “Las terapias cognitivas y conductuales ayudan a acostumbrarse a la idea de que uno puede enfermarse y que la muerte es inevitable. Se los puede hacer ir a los cementerios para exponerlos a la muerte y que se den cuenta de que las reflexiones interminables nada hacen para evitar los peligros. Los enfoques psicoanalíticos tratan de determinar el origen y el significado de sus miedos”.
Los fármacos ansiolíticos, representados por las benzodiacepinas (Lexomil, Lysanxia, Temesta, Xanax) pueden ser útiles para calmar rápidamente un ataque de pánico. Sin embargo, no curan la hipocondría en sí misma y tomarlos no debe convertirse en un reflejo, a causa del riesgo de dependencia y los efectos secundarios. “Los pacientes deben saber desde el principio que se trata de una solución temporal”, añade el profesor Pelissolo.
Los antidepresivos son útiles en el tratamiento de fondo de los ataques de pánico o en caso de existir una depresión real. Sin embargo, los psicofármacos son generalmente pocos apreciados por los hipocondriacos ya que tienen dificultades para aceptar los efectos secundarios, sean reales o imaginarios.
El profesor Pelissolo aconseja orientarse hacia las medicinas alternativas, como la fitoterapia o medicina herbal. Muchas plantas se utilizan para luchar contra la ansiedad, entre ellas, espino blanco, lavanda, pasiflora o valeriana. Su elección, guiada por un médico o farmacéutico, se basará en los síntomas causados por la hipocondría
La obsesión por la salud
Las técnicas de relajación y meditación también pueden ser útiles para controlar el estrés en torno a las enfermedades y limitar el rumiar incesante. “Los hipocondriacos aprenden a enfocarse sin miedo en sus sensaciones y a controlar mejor sus pensamientos”, explica el doctor, citando la meditación de plena conciencia. Para asegurarse de la formación del instructor se recomienda pedir recomendaciones a un psiquiatra o psicólogo.
La actividad física también ayuda a encontrar las sensaciones físicas reales para así poder desprenderse de sus preocupaciones imaginarias y recuperar poco a poco la confianza en su cuerpo. Caminar, montar en bicicleta o nadar, se puede empezar lentamente y aumentar de forma gradual. “En general, es importante adoptar un estilo de vida saludable y buscar intereses que no sean relacionados con la salud mediante el establecimiento de objetivos diversos”, resume el profesor Pelissolo.
Fuente: http://ar.mujer.yahoo.com/enfermedades-psicosom%C3%A1ticas-mente-crea-ma…