¿Estás tratando de perder peso pero al poco tiempo lo recuperas? Te explicamos las 4 posibles razones
¿Te ha pasado alguna vez? Llevamos tres meses con una rigurosa dieta, estamos preparándonos para el verano o puede incluso que, simplemente, queramos mejorar nuestra figura perdiendo esos kilos de más. ¡Y lo conseguimos! Al fin logramos estar en nuestro peso ideal. Sin embargo, al cabo de unas semanas… Ahí está de nuevo la grasa.
¿Por qué es tan frecuente que nos pase esto? ¿Hay algo que hemos hecho mal? Es muy posible que así sea, de ahí que queramos explicarte en este artículo cuáles son las causas más comunes que nos hacen recuperar el peso perdido cuando menos lo esperamos.
1. Saltarse comidas
Te pondremos un sencillo ejemplo para que lo entiendas de inmediato. Imagina que una amiga tuya quiere perder peso rápidamente de cara al verano. Para ello, se pone su propio régimen, que no es otro que saltarse las cenas, desayunar lo mínimo y, en las horas centrales, picotear todo aquello que le parezca, para al final, llegar a casa y no comer nada.
Esto supone que, al día, pasa entre 10 y 12 horas sin comer, lo cual hace que su organismo entre en “estado de alerta” y busque reservas energéticas, sea cuales sean. No obstante, en el momento en que se vuelva a la normalidad, va a ocurrir todo lo contrario. Recuperará la reserva energética de antes con gran rapidez para cubrir esa falta inesperada y para prevenir nuevas situaciones que nuestro cuerpo codifica como de alarma.
Es decir, lo que ha hecho nuestra supuesta amiga no es nada saludable. No podemos dejar de comer sin más de un día para otro, ni limitarnos a hacer dos comidas diarias. Esto se procesa como una amenaza y, en consecuencia, nuestro cerebro reacciona.
2. El peligro de las dietas de bajo valor calórico
En este caso tenemos el clásico ejemplo de esas dietas muy restrictivas donde, a pesar de respetar las 5 comidas al día, se hacen mediante un desequilibrio dietético y nutricional muy peligroso para nuestro organismo. Se trata sobre todo de esos regímenes donde se busca consumir menos de 1.200 Kcal/día, en los que se recomienda consumir casi exclusivamente hidratos de carbono, o un tipo de proteínas.
Es algo muy peligroso para nuestra salud. Normalmente estas dietas se llevan a cabo durante poco tiempo, unas dos o tres semanas, y es común que, al dejarlas tras haber alcanzado nuestro peso buscado, los kilos perdidos aparezcan, como por arte de magia, en el momento en que volvemos a ingerir algún tipo de caloría, por pequeña que sea.
Toma nota de por qué sucede
- Este tipo de dietas restrictivas lo que hacen es bajar nuestro nivel de glucógeno, de modo que nuestro organismo tiende a buscar este elemento en algún lugar. ¿Y sabes dónde lo hace? En nuestros músculos, en nuestros cartílagos… Es en estas partes donde puede obtener cierta energía y, para hacerlo, libera una gran cantidad de agua junto con minerales y sustancias tóxicas derivadas de su metabolismo como, por ejemplo, la urea y el ácido úrico.
- Cuando la supuesta “dieta milagro” finaliza, hemos perdido kilos por haber consumido el glucógeno almacenado en el hígado, por haber recurrido a los músculos y ligamentos en busca de energía y por haber perdido agua y minerales esenciales para nuestro cuerpo. Este déficit hace que, en el instante en que volvamos a nuestra dieta normal, los tejidos busquen “rehidratarse” de nuevo y rápidamente, almacenándose para ello las grasas y las calorías. De ahí que los kilos vuelvan al poco tiempo.
3. La necesidad de incorporar hábitos sanos a nuestra dieta
Si te ha ido bien una dieta, ¿por qué dejarla? Muchas veces tendemos a engordar porque mantenemos unos hábitos alimenticios no solo incorrectos, sino también poco saludables. Ya sabes que la ingesta de grasas, de dulces o de comidas prefabricadas deriva siempre en un colesterol elevado, en hipertensión y en enfermedades muy peligrosas para nuestro corazón.
Así pues, lo más indicado es que, para no recuperar el peso perdido, incorporemos esa dieta que nos ha ido bien a nuestro día a día, y ello no quita que en algún momento puedas darte el capricho de comer un dulce o una tarta, si sabes que saliendo a andar luego puedes rebajar ese índice calórico.
Generalmente, a la hora de perder peso, siempre es muy adecuado acudir a un nutricionista. En ocasiones, puede ocurrir que determinados alimentos nos sienten mal, o que determinadas combinaciones no sean buenas para nosotros. Lo primero es, sin duda, saber escuchar y entender nuestro cuerpo y, en el momento demos con algo que nos va bien, que cuida de nuestra salud y que nos hace perder kilos, lo integremos para siempre en nuestro día a día.
4. Cambios de rutina
Ocurre muchas veces. Una de las causas más frecuentes a la hora de recuperar el peso perdido es cambiar de hábitos, o que ocurra algo en nuestra vida que haga que almacenemos kilos de nuevo. ¿Quieres algunos ejemplos? Seguro que alguno de estos aspectos no te son desconocidos.
- Acabas de perder unos kilos pero en el trabajo te cambian el horario, con lo cual, tus hábitos de vida también cambian y, al poco, vuelves a engordar.
- Tener problemas con tu pareja.
- Empezar a tener más ansiedad por los problemas en casa, en el trabajo…
- Has perdido peso de cara al verano pero, en ocasiones, la época estival hace que nos relajemos, que salgamos más a bares, a fiestas… Y, en consecuencia, volvemos a recuperar el peso perdido.