¿Por qué el llanto de los bebés es tan difícil de ignorar?
¿Por qué cuando escuchamos llorar a un bebé en un restaurante, un cine o un parque, no podemos simplemente ignorarlo? Científicos de la Universidad de Oxford encontraron que una zona primitiva de nuestros cerebros nos provoca responder inmediatamente al sonido, aunque no seamos los padres del bebé.
Katie Young y Christine Parsons examinaron las respuestas de 28 voluntarios (que no han tenido hijos ni experiencia alguna cuidando bebés) que escucharon diferentes sonidos: el llanto de bebés, de adultos o de animales en angustia, como el aullido de perros o el maullido de gatos.
Se encontró que la reacción del cerebro ante el primer caso es de sólo 100 milisegundos, y a los otros sonidos no es tan intenso. Lo cual sugiere que nuestro cerebro reconoce el sonido de los bebés como algo importantes, antes incluso de que haya procesado por completo de qué se trata. Además “es una respuesta presente en todos, sin importar nuestro estatus parental”.
Young explica “La reacción fue en dos partes del cerebro, una es en un área implicada en el proceso afectivo y el habla; la otra es conocida por procesar las emociones y las recompensas”, lo que significa que se activan zonas primitivas de nuestro cerebro, que nos mantienen vivos en situaciones de peligro o que controlan nuestro comportamiento de combate.
Por último Parsons probó a los voluntarios con un juego de destreza y encontró que el rendimiento, la habilidad y la puntería mejoraban notablemente después de escuchar estos sonidos. Ya se había descubierto anteriormente que nuestro rango de atención se enfoca cuando reaccionamos ante estímulos de cariño o ternura. “Es como si mejorara nuestro desempeño inmediatamente después, lo que facilitaría nuestro comportamiento de cuidado”.