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¿Por qué una mamá es cariñosa?
Posted On 11 Sep 2011
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Un grupo de científicos investiga cómo afectan los problemas sociales con la interacción y afecto de una madre hacia un recién nacido.
Cuando una madre tiene un bebé lo “normal” es que lo quiera, lo mime, cuide y proteja. Pero a veces esto no sucede, ¿por qué?, es lo que investiga un grupo de cientificos durante esta semana en Uruguay.
Cerca de 20 investigadores de Uruguay, Brasil, Canadá, México y Estados Unidos debatirán y presentarán estudios sobre cómo las madres se vinculan con el recién nacido y logran coordinar su cuidado con otras actividades.
Específicamente se trabajará acerca de qué rol juega el cerebro en el control y la articulación de estos comportamientos, dijo Daniel Olazábal, doctor en Ciencias Neurales y del Comportamiento por la Universidad de Nueva Jersey. Olazábal, quien tiene un máster en Ciencias Biológicas y es uno de los coordinadores del evento, dirige una de las líneas de investigación que se desarrollan en Uruguay en esta área.
En concreto, Olazábal estudia la función de una hormona -la oxitocina- y en qué medida su distribución en zonas específicas del cerebro afectan el comportamiento maternal. La oxitocina es un compuesto vinculado a la maternidad ya que estimula las contracciones uterinas y provoca la eyección de leche.
A través de un estudio comparativo en distintos tipos de roedores, Olazábal probó que cuando la oxitocina estaba presente en una zona del cerebro conocida como núcleo accumbens -área vinculada con el placer y la recompensa-, los animales mostraban rápidamente un comportamiento parental hacia la cría.
En una segunda instancia modificó genéticamente un ratón doméstico para colocarle receptores de oxitocina sobre los que actúa la hormona. Al ser una especie que en condiciones normales ataca a sus crías, si su comportamiento se modifica, volverá a comprobar la relación entre la presencia de la hormona y la conducta maternal.
“En seres humanos no se sabe cómo es la distribución de la oxitocina en el cerebro”, comentó Olazábal. Pero sí se sabe que el núcleo accumbens se activa cuando la madre interacciona con su hijo. La pregunta es si las madres que tienen un vínculo sano con sus bebés tienen un nivel más alto de oxitocina.
O si, por el contrario, aquellas que no sienten esa motivación maternal, la tienen en menor cantidad. La apuesta de Olazábal, quien trabaja junto a otros técnicos en el Laboratorio de Fisiología y Genética de la Facultad de Medicina, es estudiar este y otros factores biológicos y genéticos en mujeres.
La pregunta más relevante, dijo el especialista, es cómo interactúan con problemas sociales y afectivos que, se ha probado, pueden llevar a una madre a no sentir apego por su bebé ni disfrutar de su maternidad. Olazábal y su equipo buscan financiación para estudiar este vínculo con entrevistas personales y análisis genéticos que midan niveles de oxitocina y cortisol (hormona asociada con el estrés).
En Uruguay la atención está puesta en el bebé, consideró el especialista. Pero “nos estamos olvidando de que los bebés dependen de las madres”. Lo ideal, según él, sería estudiar la motivación maternal desde distintas disciplinas para evaluar su estado general y poder prevenirlas de un vínculo pobre con sus hijos.
Alison Fleming, investigadora en Neurobiología y profesora de Psicología de la Universidad de Toronto, Canadá, sigue ese modelo descripto como “ideal” por Olazábal. Con 30 años de experiencia en temas de motivación maternal, Fleming impulsa un centro de estudios en factores biológicos, sociales y culturales que inciden en el comportamiento parental.
En una de sus investigaciones, ella y su equipo estudiaron las funciones cognitivas de un grupo de madres (atención, impulsividad, flexibilidad y algunas formas de memoria) y vieron si estas funciones se manifestaban de igual forma en madres adolescentes y madres adultas. “En general, las madres adolescentes tienden a ser menos sensibles hacia su bebé” , comentó Fleming.
“Aunque se concentran más en besarlos, abrazarlos e higienizarlos, les hablan menos y los contienen menos cuando lloran”, contó sobre las conclusiones primarias del trabajo. Además, comentó, las mamás adolescentes tienden a ser más inconstantes en su comportamiento. “Son más impulsivas, menos atentas y tienen mayores problemas de memoria”, dijo.
En la línea de lo planteado por Olazábal, la especialista canadiense comentó que muchas de estas adolescentes crecieron en hogares abandonados por su padre a temprana edad, y experimentaron una gran inestabilidad a nivel afectivo. En una situación similar a la que puede registrarse en Uruguay, la mayoría eran madres solteras.
Otra de las líneas de investigación de Fleming, quien participará del Workshop, probó la relación entre sufrir experiencias tempranas negativas y vivir situaciones estresantes de forma cotidiana.
Las mujeres que tenían un receptor específico de la dopamina -hormona que incide en la impulsividad y la adicción-, y que a su vez habían pasado por experiencias adversas, se alejaban más fácilmente de sus hijos que las que también las habían vivido pero no tenían el receptor.
Esto prueba que las experiencias vividas tienen efectos distintos en las personas según su perfil genético, concluyó. Investigación en animales científicos uruguayos estudian en ratones la incidencia de una hormona sobre la respuesta de las madres hacia sus crías.
Descubrieron que si se encuentra en una zona específica del cerebro, los animales son más afectuosos. Pruebas en seres humanos Técnicos de Canadá probaron que existen factores genéticos que facilitan el rechazo de las madres hacia sus bebés cuando éstas atraviesan situaciones de conflicto y han vivido experiencias negativas.
En Uruguay se busca hacer un estudio en mujeres para analizarlo. Abierto.Las charlas del sábado 3 serán en la Facultad de Medicina y con acceso libre.