¿Tienes qué trabajar con tu ex?
Por más que intentemos mantenernos alejadas de los romances de oficina, la realidad es que llegamos a pasar ahí más de 10 horas de nuestro día y la convivencia hace que todo explote más rápidamente, para bien y luego, cuando terminamos, para mal.
De repente todas las ventajas de entrar a la misma hora, conocer a la misma gente, comer juntos, etc., se vuelven en tu contra: lo ves diario, trabajas con él, respiras el mismo oxígeno TODOS los días.
Pero no te preocupes, no eres ni la primera ni la última que sobrevive esta situación y aunque al principio parezca extremadamente complicado, poco a poco las cosas irán regresando a su normalidad.
Para eso te sugerimos que sigas nuestra guía paso a paso pro supervivencia de trabajar en la misma oficina que tu ex:
1. Establezcan las reglas
No importa qué tan mal hayan terminado o lo lastimados que estén, es importante que hablen y se pongan de acuerdo sobre ciertas reglas. Dile lo que esperas de él en términos de convivencia diaria y escucha lo que él pueda pedirte.
¿Será raro sentarse juntos en una junta de 3 horas? ¿Qué pasará cuando alguno empiece a salir con otra persona? Establezcan límites de manera adulta y razonable. Recuerda que debe ser tu lado profesional el que hable, como si estuvieras negociando un aumento, no tu lado emocional que acaba de sufrir una ruptura. Busquen una rutina que les acomode a ambos para no afectar su desempeño profesional.
2. No hables mal
Por nada del mundo comentes detalles de tu relación, ni buenos ni malos, nunca sabes qué puede ser usado en tu contra. No lo comentes ni con tu mejor amiga de la oficina, si tienes que hablar con alguien sobre lo que pasó busca a alguien fuera de su círculo laboral. Evita los rumores a toda costa.
3. Que todo sea profesional
Si estás en el proceso de recuperación y cerrando el círculo con esa persona, nada tienes que hacer preguntándole qué quiere desayunar a menos que seas la encargada de llevarle chilaquiles a toda la oficina.
Para hacerte las cosas más fáciles, si no es algo de trabajo, ¡no le hables! Por lo menos hasta que te sientas mejor contigo misma y puedan volver a tener una relación de tipo amistosa, pero si no es sobre el mail de trabajo que le enviaste, ¡no le preguntes de su vida!
4. Aléjate
Marca una línea entre ustedes, como mejor te sirva. Si puedes cambiarte al otro lado de la oficina cámbiate, si necesitas tomar unas vacaciones, tómalas. No importa si la gente piensa que eres inmadura por salir corriendo después de una ruptura, te verás más inmadura si te sueltas llorando a media oficina porque él se ve guapísimo ese día o porque lo escuchaste hablando por teléfono con otra.
No se trata de cambios radicales, sólo de tomar las decisiones que más te convengan según lo que sientes en el momento en que lo sientes. La convivencia diaria puede ser una pesadilla, así que sé sincera sobre lo que necesitas y búscalo.
5. Sé honesta contigo misma
Este es el paso más importante. Antes de enfrentarte a la situación de convivir diariamente analiza cómo te sientes, qué sientes, qué esperas, qué te duele, y conforme pasen los días reflexiona qué momentos duelen más o que situaciones te lastiman o te hacen sentir incómoda.
Lo más importante para estar bien después de una separación es ser honestas con nosotras mismas y no exponernos a situaciones dramáticas innecesarias. Es más maduro pedir ayuda o alejarnos que terminar llorando como magdalenas en la oficina del jefe.
En este momento tienes que hacer lo que necesites para estar mejor TÚ y eso implica que tu yo profesional debe encontrar la manera de seguir siendo funcional. Haz lo que tengas que hacer para lograrlo, aunque algunas medidas te parezcan drásticas al principio, cuando te veas a ti misma nuevamente en el espejo toda tu oficina será capaz de verte.
Tranquila, estos malos días pasan y eventualmente, todo vuelve a la normalidad.