La acupuntura de las abejas: su veneno tiene beneficios medicinales
El veneno de las abejas es una medicina natural que ellas mismas, cual expertas acupuntoras, saben aplicar a sus pacientes, con una técnica que ha demostrado sus beneficios para sanar enfermedades como la artitris, la artrosis o la psoriasis y que es tan antigua como desconocida.
Los romanos ya utilizaban las picaduras de abejas para combatir, por ejemplo, las migrañas, explica José David Versaci, un apiterapeuta especializado en tratamientos con apitoxina, el veneno de las abejas, una sustancia que es un estimulador natural de la producción de corticoides y que además contiene dopamina.
Pero la química de los componentes de su veneno no lo es todo, ya que las abejas, además, tienen una sabiduría especial para detectar el punto exacto en el que el cuerpo tiene un conflicto y en el que deben clavar su aguijón e inyectar su veneno.
“Hay escritos que narran que en China las abejas ayudaron a construir el mapa de la acupuntura”, cuenta Versaci, mientras explica que ellas, posiblemente por el cambio de temperatura, identifican “zonas conflictivas, canales corporales, chacras o simplemente un golpe” en el cuerpo, lugares en los que “se sienten agredidas” y, en respuesta, “sacan el aguijón” e inyectan su veneno.
Cuando lo hacen, además, provocan una mancha enrojecida que funciona “como un parche natural” y que hace que el organismo vaya absorbiendo la apitoxina en la medida justa en que lo necesita.
“Es una ciencia”
“No es un experimento ni mucho menos, es una ciencia que en otros países se encuentra en las facultades de Medicina”, asegura Versaci, que opina que la terapia no es más conocida en el mundo occidental porque “no es rentable ni viable para las compañías farmacéuticas” ya que al extraer el veneno de las abejas “se volatiliza más del 80%“.
Sí es más conocida en zonas, como en algunos lugares de Sudamérica o en los campamentos saharauis, donde “no hay una gran presión de las farmacéuticas por imponer sus medicamentos”.
En España lo practican pocas personas. Entre ellas este argentino afincado desde hace décadas en Cádiz y que descubrió en sus propias carnes los beneficios de esta técnica después de haber estado un año postrado en la cama a raíz de un grave accidente de tráfico.
“Vi un reportaje en televisión”, recuerda ahora mientras cuenta que, nada más iniciar el tratamiento, sintió las mejoría hasta que, al poco, pudo sentarse en su coche y conducir hasta Madrid para visitar al apiterapeutaque, después, se convertiría en su maestro.
Las “abejas acupuntoras” deben de estar exentas de cualquier producto químico, por lo que no suelen ser las mismas que viven en colmenas productoras de miel y que a veces son tratadas con sustancias para evitar riesgos en la producción.
Adecuadas para ciertas dolencias
“No cura todo ni mucho menos”, añade este apiterapeuta que asegura que el veneno de las abejas tiene beneficios demostrados en tratamientos de artrosis, artritis, reúma, hernias discales, esguinces y fracturas, en problemas de la tensión arterial, de circulación o en afecciones como la psoriasis.
No hay más que ver, dice, que los apicultores que desempeñan su trabajo de forma tradicional “gozan de unasalud envidiable” y en la profesión históricamente no se dan casos ni de artrosis ni de artritis.
Daniel Robles, de 30 años, confirma la efectividad del tratamiento después de recibir una sesión en la que dos abejas le han picado en la espalda, algo que hace una vez a la semana desde hace unos seis meses y que complementa con la práctica de deporte.
“Duele diez segundos, pero nada comparado a los dolores que yo he tenido antes”, explica este joven con escoliosis y que durante nueve años, en los que en algunos momentos no podía “ni pelar una patata”, ha intentado diversos tratamientos.
“Me he echado miles de inyecciones y pastillas y todo era para estar peor”, dice mientras asegura que lo que a él le están curando son las abejas.
La técnica forma parte de los múltiples beneficios medicinales naturales, como la miel, el polen, la jalea real o el propóleo, que ofrecen las abejas.