La culpa de que te emborraches podría ser del vaso
Le echábamos la culpa a cenar poco, a esas cervezas previas a sentarnos en la mesa, a los vinillos que estaban aderezando la comida e, incluso, a aquellas copas que vinieron a rematar tan gloriosa velada.
Y al final, puede que el culpable de que nos emborracháramos antes fuera el vaso. O al menos eso sostiene un estudio de la Universidad de Bristol que pone en relación la forma del vaso con cómo nos afecta el alcohol.
Nos dejamos seducir por la ciencia y las razones científicas para intentar justificarte, en la medida de lo posible, quién es el responsable de tu embriaguez. Después de analizar copas, contenidos y estómagos vacíos viene la Universidad de Bristol para echarle la culpa a los vasos.
Y es que según este estudio de campo –o de bar- resulta que beber en vasos curvos hace que nuestras cervezas y vinos se agoten antes que si fueran vasos rectos. Además, también llevaron una segunda prueba entre 160 personas, comparando vasos con medidas y vasos sin ellas. El resultado fue abrumador, los que bebieron de los vasos marcados tardaban un minuto más de media en beberse la cerveza.
Sin embargo, los investigadores, entre ellos la doctora Angela Attwood, no se atrevieron a dar una razón científica a este comportamiento pero sí tienen una hipótesis. Básicamente creen que en el vaso recto es más fácil hacerse la idea del volumen de alcohol contenido por su forma que en una jarra redonda, más ancha y baja.
Nosotros no sabemos si es mejor o más fácil emborracharse con vasos anchos, bajos, altos o largos. Lo que sí sabemos es que vamos a pedir otra cerveza y quién sabe, quizá también empezar a filosofar sobre tamaños, que al final parece que importan. Para acabar, os invitamos a comprobar en vuestros propios paladares si también creéis que la forma influye.
Fuente: Esquire
EA