La depresión, la epidemia del futuro
La falta de oportunidad laboral, los problemas familiares, de parejas y matrimoniales… son algunas de las situaciones que llevan a una persona a deprimirse.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció que la depresión es la principal causa de deterioro de la salud mental en el mundo. El que ahora se afirme que será una epidemia para el 2030, evidencia que no se prestó atención al tema.
Juan Raddamés de la Rosa, psicólogo de Casa Abierta, define la depresión como un trastorno del estado de ánimo, en el cual la persona afectada siente varias manifestaciones como tristeza, llanto frecuente y prolongado que afecta su capacidad para relacionarse y afrontar su cotidianidad. Pero además tiene importantes repercusiones en la salud física de la persona que la padece. Problemas como la falta de apetito, la pérdida de peso, las dificultades para conciliar el sueño, el agotamiento… acompañan los síntomas de carácter psicológicos.
“Se plantea que como el resultado de pensamientos inadecuados, por lo cual la persona afectada distorsiona la realidad de forma negativa. La persona que sufre depresión manifiesta una actividad disfuncional en diversas áreas sociales como el trabajo, las relaciones interpersonales, familiares…, por lo cual es un problema psicológico (porque lo sufre la persona), y social, puesto que tiene repercusiones directas con su entorno”, afirma el profesional.
En cuanto a las causas, De la Rosa destaca que no existe una causa exclusiva para la depresión, está relacionada a factores bioquímicos, hereditarios en los cuales existe una predisposición a padecerla. Las condiciones sociales, ambientales, familiares, económicas, también son relevantes. En ocasiones los factores desencadenantes son muy específicos como: las pérdidas laborales o de un ser querido, que en ocasiones no es manejada adecuadamente.
Los signos o síntomas de la depresión se pueden presentar con diferentes manifestaciones: llanto, tristeza, desesperanza, dificultad para dormir o dormir en exceso, sentimientos de inutilidad, pensamientos de muerte o suicidio y pérdida del apetito; otros por el contrario comen en exceso, expresan cansancio, entre otros.
Los criterios para diagnosticar la depresión según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V), se debe tomar en cuenta el tiempo o duración de estos síntomas y el nivel de afectación en el que la padece en el área psicoemocional, social y laboral, explica.
“Es el rol del psicólogo o profesional identificar el problema, valorar el tipo de depresión, grado de afectación, si es una depresión leve, moderada o grave, o si simplemente la persona manifiesta síntomas de episodios pasajeros debido a un acontecimiento único sin que sufra un deterioro significativo en relación a un trastorno depresivo mayor”, aclara el psicólogo.
La depresión puede manejarse mediante la psicoterapia o fármacos antidepresivos, cuando el cuadro es muy severo. El tratamiento siempre va estar en relación a la magnitud o el grado de la depresión. Por ejemplo hay ocasiones en la que la psicoterapia sola puede ayudar, en otros casos es necesaria las dos intervenciones, es decir, la psicoterapia y el tratamiento farmacológico. Para casos más graves requeriría de otras intervenciones e, incluso hospitalización. La depresión se cura, sin embargo, es necesario llevar un tratamiento sistemático, pues cuando no es tratada, su pronóstico suele ser desfavorable.
La consecuencia mayor para los depresivos es el suicidio. “Que la persona no quiera salir de la condición en que se encuentra y termine acomodándose, victimizándose y que se considere que no vale nada y que no sirve para nada, que no significa nada, no es valiosa y no tiene nada qué hacer, al final la respuesta a su situación suele ser en el peor de los casos, acabar con su vida”.