La historia del Chimi en República Dominicana
Santo Domingo, República Dominicana. En la gastronomía global existen platos que casi todos los países tienen en su gastronomía y que han adaptado a su idiosincrasia. Pongamos ejemplos: casi todos los países tienen su caldo propio, su pan propio y su sandwich propio.
Acerca de este último hablaremos hoy.
Sin dudas el “sandwich dominicano” es el CHIMI. Los gringos tienen sus hamburgers, los uruguayos sus chivitos, los argentinos los choripanes, los griegos sus gyros y los dominicanos tenemos nuestros CHIMIS. Pero que les parece si hablamos un poco de la historia de este plato callejero al que todo dominicano ha recurrido después de una noche de parranda y tragos. Todo se remonta a la década de los 70 en la que llegó al país el argentino Juan Abrales (propietario de los restaurantes Asadero Los Argentinos, ShortHorn y Muelle 47) y puso en una calle de Santo Domingo un carrito para vender choripanes, toda una novedad en aquel entonces. A los choripanes el señor Abrales solía ponerle la famosa salsa argentina llamada “chimnichurri” (ya se pueden ir imaginando por dónde anda la cosa) y sus clientes con el tiempo le pedían “un sandui de salchicha con chimichurri”, “dame uno con chimichurri” y por corruptela del lenguaje llegó a llamársele con el tiempo CHIMICHURRI. Así nace nuestro sandwich nacional hoy llamado “CHIMI”.
Hoy día es común encontrar en las calles de toda República Dominicana carritos que venden este producto que hemos definido de la siguiente forma: un sandiwch de carne de origen desconocido hecha a la parrilla acompañado de tomate verde, repollo, zanahoria y cebolla y servido en un pan de agua tostado. Toda una delicia gastronómica urbana !
Decidimos visitar uno de los más tradicionales carritos de chimis de la ciudad de Santo Domingo, el famoso CLAUDIO de la zona oriental. Típico carrito con su parrilla al carbón en el exterior y con banquetas y sillas de plástico para degustar este manjar criollo.
Aquí no se hace mucho esfuerzo para pedir: “dame uno con de to’ y otro con mucha mayonesa” y a sentarse a esperar. En aproximadamente 8 minutos salieron los chimis e inmediatamente hay que bautizarlos con esa preparación secreta a la que llaman “viagra” y que es una especie de agrio semipicante que le aporta el toque final al chimi.
El sabor de la parrilla se siente en la carne y en el pan, el tomate verde es un toque distinto en este sandwich y el repollo, la zanahoria y la cebolla la dan el toque fresco. Imposible para mí comérme sólo uno y todo por menos de $70 pesos domimicanos (aproximadamente $1.70 dólares estadounidenses)
Si usted es de los pocos dominicanos que aún no han probado un CHIMI o si es un extranjero de visita en nuestro país, salga y pregunte por el carrito de chimi más cercano y de seguro se llevará una tremenda experiencia gastronómica urbana.
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Por Cabellus Escasus