La leche: un alimento para todas las edades
La leche (refiriéndonos a la leche de vaca) es un gran alimento en nuestra dieta y aunque siempre se considera un ingrediente que no puede faltar en la alimentación de los más pequeños, sabemos que se trata de un alimento para todas las edades y que también puede ofrecer grandes beneficios en los adultos.
La leche y sus propiedades nutritivas
Si analizamos nutricionalmente un vaso de leche, claramente podremos ver sus valiosos componentes para el funcionamiento del organismo, pues su macronutriente mayoritario son las proteínas, de buena calidad o lo que es igual, con todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo no produce y que por ello necesita obtener sí o sí de los alimentos.
Además, un vaso de leche entero no tiene más que 6 gramos de grasa y un vaso de leche semidesnatada sólo ofrece 3 gramos de contenido graso, siendo el aporte calórico de este último inferior a las 100 Kcal. Entonces, podemos concluir que la leche no es un producto concentrado en calorías, que no engorda y que por sus proteínas es esencial para el crecimiento, desarrollo, mantenimiento y reparación de estructuras en el cuerpo, ya sea dientes, huesos, tejidos, piel, cabello y demás.
Por otro lado, no podemos olvidar los minerales y vitaminas de la leche, entre los que destacan el calcio, potasio, vitamina A, D y del complejo B así como fósforo y magnesio, todos micronutrientes que el cuerpo necesita para funcionar adecuadamente.
Sin duda también debemos destacar el contenido acuoso de la leche que ronda el 90% y que por ello, se convierte en un alimento bebida que también nos ayuda a hidratarnos.
Los beneficios del consumo de leche
Teniendo en cuenta sus propiedades nutricionales, podemos ver que el consumo de leche no es contraproducente en los adultos, sino que por el contrario, es un alimento para todas las edades y que puede ofrecer beneficios si lo incluimos regularmente en la dieta, no sólo por sus proteínas de calidad que ayudan a reparar y mantener estructuras corporales, sino también, porque su contenido en calcio es importante para la salud ósea y dental.
Además, dado que su aporte energético no es significativo y que sus proteínas así como su contenido acuoso sacian y reducen nuestro apetito, la leche ayuda a adelgazar, y más aún si la incluimos en el desayuno y en su versión desnatada.
Asimismo, su gran porcentaje de agua, como dijimos, contribuye a la hidratación del organismo y si al contenido acuoso sumamos sus minerales como el potasio, magnesio y sodio, podemos considerar a la leche como una buena opción para hidratarnos tras realizar actividad física.
Por último, algunos estudios han vinculado el consumo de leche a menor riesgo de diabetes, y dado que la leche contiene aminoácidos como el triptófano, en el cuerpo funciona como un alimento anti-estrés que nos ayuda a sentirnos mejor.
Hoy en día encontramos leche sin lactosa, apta para quienes tienen intolerancia a este componente y podemos incorporar leche de múltiples formas a la dieta para disfrutar de estos beneficios sobre nuestra salud.