La velocidad al caminar predice riesgo de demencia
Qué tan rápido camina una persona y qué tan fuerte puede apretar el puño pueden ser dos indicadores del riesgo que tendrá en el futuro de desarrollar demencia y enfermedad cerebrovascular.
Esta es la conclusión de un estudio presentado en la conferencia anual de la Academia Estadounidense de Neurología que se celebra en Nueva Orleans, Estados Unidos.
Según los investigadores del Centro Médico de Boston, los hallazgos plantean cuestiones importantes sobre estos vínculos y en el futuro se podrán llevar a cabo esas pruebas sencillas en la clínica para observar el riesgo de estas dos enfermedades.
Pero será necesario realizar más investigaciones para entender mejor cuáles son los mecanismos subyacentes de esta asociación.
Estudios pasados ya han mostrado una relación entre la velocidad al caminar y el estado general de salud.
Una investigación publicada en British Medican Journal en 2009 encontró que las personas que caminan lentamente tienen más riesgo de infarto y otros problemas cardíacos.
Otro estudio en Journal of the American Medical Association reveló una asociación entre la rapidez al caminar a los 65 años y la posibilidad de una vida más larga.
Pruebas sencillas
En la nueva investigación, más de 2.400 hombres y mujeres con una edad promedio de 62 años fueron sometidos a pruebas de velocidad al caminar, fuerza de agarre y funciones cognitivas.
También se llevaron a cabo escáneres cerebrales de los participantes.
Durante el período del estudio de 11 años, 34 personas desarrollaron demencia y 70 tuvieron enfermedad cerebrovascular.
Cuando se analizaron los resultados con las pruebas iniciales se encontró que aquellos que caminaban más lentamente mostraron un mayor riesgo de demencia.
Y los que tenían menos fuerza de agarre mostraron más riesgo de enfermedad cerebrovascular.
“Aunque en las personas más mayores la fragilidad y el menor rendimiento físico han estado asociados con un mayor riesgo de demencia, hasta ahora no estábamos seguros qué impacto tenían estos factores en las personas de mediana edad”.
“Estas son pruebas básicas de oficina que pueden ofrecernos información sobre el riesgo de demencia y enfermedad cerebrovascular y pueden ser llevadas a cabo fácilmente por un neurólogo o un médico general”, expresa la investigadora.
Y agrega que “ahora será necesario llevar a cabo más estudios para entender porqué ocurre esto o si hay una enfermedad preclínica que pudiera estar causando la lentitud al caminar o la menor fuerza de agarre”.
Los hallazgos, sin embargo, todavía deberán ser revisados por otros científicos y publicados en una revista especializada.
Según la doctora Anne Corbett, de la organización Alzheimer’s Society, “antes de que empecemos a evaluar la fuerza de un saludo de manos o la velocidad con que se cruza la calle, es necesario llevar a cabo más estudios para entender porqué se presenta el vínculo y si hay otros factores involucrados”.
“La buena noticia es que hay muchas cosas que podemos hacer para reducir el riesgo de desarrollar demencia”.
“Recomendamos comer una dieta sana y balanceada, no fumar, mantener un peso sano, hacer ejercicio regularmente y llevar un control regular de la presión arterial y el colesterol”.