Miguel Ángel Martínez-González es el director de la investigación y aseguró que “el objetivo era analizar el rol de las distintas grasas en el desarrollo de la depresión. Apenas hay literatura científica al respecto”.
Realizada por las universidades de Navarra y Las Palmas de Gran Canaria, la investigación reveló que al contrario que las trans, descubrieron que “el aceite de oliva y las grasas poliinsaturadas (abundantes en el pescado) protegen contra las enfermedades mentales y están asociadas con un menor riesgo de depresión”.
El diario El Mundo publicó que estos resultados podrían explicar por qué hay mayor incidencia de depresión en el norte que en el sur de Europa. Según el Martínez-González, también catedrático de Salud de Medicina Preventiva en la Universidad de Navarra, “en países como España y Grecia, se consumen más legumbres y, lo que es más decisivo, usan mucho el aceite de oliva. En Holanda, Noruega, Dinamarca, etc., se consumen más lácteos (grasas saturadas), mucho pan untado con margarina (con trans) y bollería industrial”.
En los últimos años se incrementó este problema de salud mental y, de forma paralela, parece que también empezamos a sustituir las verduras y el pescado por productos industriales como bollería y comida rápida. “Nuestro patrón de dieta es cada vez más americano. Incorporamos más grasas trans”, remarcó el especialista.
Los resultados confirman esta asociación. Después de examinar la dieta diaria y el estilo de vida de 12.059 personas durante una media de seis años, y teniendo en cuenta la posible influencia de otros factores, “se observó que un 30% las depresiones serían atribuibles a un alto consumo de grasa perjudicial”, concluyeron los científicos españoles.
Actualmente, la depresión afecta a unos 150 millones de personas en el mundo. Como recuerda Miguel Ángel Martínez-González, “se trata de la primera causa de pérdida de años de vida sana en los países desarrollados (por años de incapacitación e incluso suicidios), por lo que las acciones preventivas son fundamentales”. Y dadas las conclusiones del artículo, la dieta podría ser una gran apuesta para el abordaje de este problema de salud pública.