Las Narconovelas y la Sociedad
La programación de las principales cadenas de la televisión latinoamericana del momento, incluyen al menos una telenovela de ese atractivo sub género que muchos ya han denominado “narconovela”. Títulos como Tiro de Gracia, La Esquina del Diablo, Señora Acero, Metástasis, La Viuda Negra, Pablo Escobar, El Capo y La Reina del Sur, son solo algunas de las más populares producciones que han elevado los ratings de audiencia en los países de habla hispana.
Esta nueva tendencia de telenovelas, ha desplazado a las tramas tradicionales de romance e intriga. Su guión está centrado generalmente en un gran “capo”, un narcotraficante temible que se forja un imperio, tiene conexiones directas con el gobierno de su territorio, a veces hasta tiene participación en la política local, es dueño de propiedades y vive rodeado de lujos y mujeres.
Detrás de toda la fantasía que se muestra en las novelas, estos personajes escasamente viven momentos de crisis y disponen de la vida de sus servidores y enemigos como fichas en un tablero. Si bien es cierto que en el mundo real, los países latinoamericanos de donde salen estas telenovelas, son la cuna de narcotraficantes de la categoría que se muestra en la pantalla, no es esta precisamente la materia prima más edificante que se puede utilizar para una producción televisiva.
Los medios de comunicación, están llamados a ser entes de educación y guianza del público, entonces ¿hacia dónde guían estas “narconovelas” sino a la promoción del narcotráfico y a forjar mentalidades criminales en los jóvenes que figuran un alto porcentaje de la población televidente de estas producciones?
Si hay similitudes aceptables entre el mundo real del tráfico de drogas y el plasmado en las telenovelas, lo cierto es que podría decirse que este tipo de novela muestra un metamensaje que vale la pena analizar. ¿Por qué el afán de hacer novelas de narcotráfico? Se ha dicho incluso que los capos pagan la producción de las mismas, pero lo que haya de cierto en ello, se queda en rumor. ¿Qué hay de positivo en estas novelas? Su único efecto es el de provocar admiración hacia los personajes que se mueven en el bajo mundo de las drogas, promover el consumo de estupefacientes e incitar al crimen, la corrupción y la inmoralidad.
El presidente venezolano Nicolás Maduro se expresó contrario a la creación de novelas de este sub género, “¿Cuántos millones de personas ven eso, niños, niñas, jóvenes? Qué capacidad de influenciar para convertir en héroes a asesinos…” Mientras que Juan Manuel Galán hijo de Luis Carlos Galán, quien aparece retratado de forma comprometedora en Amando a Pablo, odiando a Escobar por Virginia Vallejo; las defiende bajo el argumento de que “olvidar sólo les conviene a los delincuentes y a sus cómplices”.
Así también se hallan encontradas, las opiniones de la sociedad latinoamericana, pero los ratings de estas producciones son un índice de la aceptación que provocan en los televidentes, como también una motivación para las cadenas productoras de las mismas, para la creación de nuevas tiras.
En una publicación del periódico “La Gaceta” del 9 de marzo de 2014, el periodista Gustavo Rodríguez, explica que “Muy poco importó que llovieran las críticas…no hay dudas; las historias de los zares de la droga llegaron para instalarse definitivamente en la pantalla chica”.
¿Y qué hacen los medios de comunicación al respecto? emitir lo que vende, las narconovelas. La gran mayoría de los canales de la televisión hispana, tienen conexiones y contratos con las grandes cadenas como Telemundo, Televisa, Univisión, Caracol y otras, que son creadoras de producciones basadas en el crimen organizado y el tráfico de drogas. Hasta parece que México y Colombia que son los países con mayor número de carteles de narcotráfico, se han convertido en promotoras de esta actividad.
Si tal problema social resulta imparable, como el narcotráfico del que Pablo Escobar dijo “no hay posibilidades matemáticas de que la persecución policial le gane al narcotráfico”; conviene que la sociedad consciente se cohíba de contribuir a elevar los ratings de estas nada provechosas producciones televisivas.