Lo que se desconoce de la cafeína
La cafeína que se consume procede de diferentes fuentes, entre la que están: el café, el té, los refrescos con cafeína, las bebidas “energética”, los analgésicos de venta sin recetas, los medicamentos para el resfriado, los suplementos energéticos, como los fármacos para bajar de peso y el chocolate.
Esta sustancia se utiliza cada día más como aditivo de las vitaminas y de productos alimenticios. Más del 85 % de niños y adulto consumen constantemente; algunos de estos consumidores muestran algunos síntomas.
Entre los síntomas más frecuentes son: agitación, nerviosismo, insomnio, rubor facial, diuresis y molestias gastrointestinales, además pueden aparecer a dosis bajas en los individuos vulnerables como: los niños, los ancianos o las personas que no han sido expuesta a la cafeína previamente.
La prevalencia por la intoxicación por cafeína en la población general no está clara; pero en Estados Unidos es aproximadamente el 7 % según algunos estudios.
Consecuencias de la intoxicación
El deterioro por una intoxicación puede tener grave consecuencias, entre ellas: la disminución del rendimiento en el trabajo u escuela, las indiscreciones sociales o el incumplimiento de las obligaciones. Por otra parte, la dosis muy alta de cafeína puede ser muy peligrosas. En algunos casos, la intoxicación puede precipitar un trastorno inducido por cafeína.
Factores de riesgo y pronóstico
Ambientales. Se ve a menudo en personas que consumen cafeína con menor frecuencia o en la que han aumentado su consumo recientemente de forma considerable. Además, los anticonceptivos orales disminuyen significativamente la eliminación de la cafeína y, en consecuencia, puede aumentar el riesgo de intoxicación.
Comorbilidad
Las dosis dietéticas habituales de cafeína no se han asociado consistentemente con problemas médicos. Sin embargo, un uso intensivo puede causar o exacerbar los síntomas somáticos de ansiedad y los trastornos gastrointestinales.
Las cantidades de cafeína extremadamente altas e intensas puede producir crisis de gran mal y un fallo respiratorio que lleve a la muerte. El consumo excesivo de esta sustancia se asocia con trastornos depresivos, bipolares, de conducta alimentaria, psicóticos, del sueño y relacionados con sustancia; pero no tanto con trastornos de ansiedad, puestos que las personas que los padecen tienden a evitar la cafeína.