Los beneficios “mentales” de hacer actividad física
Las bondades que el ejercicio aporta al cuerpo son harto conocidos, pero lo que ahora se sabe es que los efectos de la actividad física en la neurología son muchos, y muy positivos. Recomendaciones para ejercitar el cerebro.
Los beneficios fisiológicos comprobables que posee el ejercicio ya fueron vastamente comunicados. Sin embargo, aún mucho queda por decir respecto del aspecto positivo que también tiene la actividad física en la neurología y que, por ende, nos permiten llegar de manera más plena y activa a la cuarta edad.
De hecho, hay un campo muy rico en el área de la “gimnasia cerebral”, que empieza desde antes de nacer: según un estudio del Max Delbrück Center for Molecular Medicine, de Berlín (Alemania), los efectos neurológicos de la actividad física podrían pasar de las mujeres embarazadas, también lactantes, a su descendencia.
Las conclusiones de esta investigación, realizada en principio sobre ratones, fueron publicadas por la famosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences y afirman que “en los adultos, la actividad física voluntaria puede estimular la formación de neuronas en el hipocampo de la cría, la región del cerebro que participa en la motivación, emoción y memoria”.
Ya refiriéndonos a los humanos, realizar ejercicio físico moderado es beneficioso para mantener el cerebro sano y prevenir enfermedades neurodegenerativas. ¿Por qué? Simple, porque para cuidar el cerebro hay que utilizarlo. Parece simple, pero el desafío está en ponerlo en práctica. Los movimientos aeróbicos estimulan al cerebro de dos formas principales:
1) Mantiene un aporte adecuado de nutrientes interviniendo en la homeostasis de la glucosa y del oxígeno y en los procesos de vascularización cerebral
2) Optimiza la eficacia funcional de las neuronas interviniendo en procesos de excitabilidad neuronal y de plasticidad sináptica (propiedad que emerge de la naturaleza y funcionamiento de las neuronas cuando éstas establecen comunicación, y que modula la percepción de los estímulos con el medio).
Así, para poner en forma nuestro cuerpo y, no menos, nuestra mente, se recomienda:
• Gimnasia: ejercicio físico moderado, sostenido en el tiempo y siempre con aval del médico de cabecera. Realizar movimientos programados de piernas, brazos, abdomen pone en funcionamiento nuestro cerebro para poder ejecutarlos correctamente.
• Nutrición: alimentación balanceada rica en vitaminas y minerales con planes que atiendan a las necesidades puntuales de cada paciente y que propicien una educación alimenticia.
• Ozono: Como complemento de los anteriores, es particularmente beneficiosa la oxigenoterapia. La vaporización de ozono cumple funciones complementarias importantísimas. Por un lado, el oxígeno activo tiene propiedades curativas, es anti-estrés, es excelente para la piel, cabello y uñas, previene la osteoporosis, la jaqueca y la artritis. Por el otro, es un antioxidante orgánico y epidérmico que retrasa el proceso del envejecimiento. Pero aún más relevante es que el oxígeno activo (ozono) participa en todas las funciones metabólicas de nuestras células activando los procesos fisiológicos celulares, también los neuronales.
En definitiva, con el estímulo de la actividad física, se busca “despertar” a nuestro cerebro, para que no permanezca como anestesiado, sino todo lo contrario, bien vivo, que no es otra cosa que un puro reflejo de lo que el ser humano necesita: constante estimulación que le haga sentir pasión por la vida, el motor que nos hace movernos y seguir hacia adelante.
Por: doctora Silvia Caminotti (MP 23515), médica del staff de Figurella