Los falsos mitos sobre la hipertensión arterial pueden comprometer nuestra salud
La hipertensión afecta a 15 millones de españoles, pero tan solo el 20% de ellos están bien controlados. Es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular. Uno de los motivos de esta falta de control se debe a algunas creencias y mitos que persisten en la población. Así, muchos afectados mantienen hábitos de vida inadecuados y comprometen su control y tratamiento.
El primero de los errores es pensar que cuando se ha logrado controlar las cifras de tensión ya no hace falta más tratamiento. Los especialistas insisten en que es una enfermedad crónica, que puede ser controlada pero que no se puede curar, y que, por ello, el tratamiento es para siempre. Como cuenta Eroski/Consumer, sin supervisión médica, no hay que dejar de tomar la medicación.
Tampoco hay que olvidar lo importante que es, aunque se siga el tratamiento farmacológico, practicar un estilo de vida saludable. Uno de los mitos más frecuentes es creer que por el hecho de tomar pastillas se puede comer con sal, cuando la realidad es que la medicación funciona mejor si se lleva una dieta hiposódica.
Para desterrar muchas de estas falsas ideas, la Sociedad Española de Hipertensión-Liga española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA) ha editado la guía Mitos en hipertensión arterial. Esta publicación viene acompañada de otro documento que pretende fomentar el ejercicio físico entre los afectados y orientarles sobre la mejor actividad según sus características individuales.
Café, agua y picante
También se hace referencia al estilo de vida. En ella se incluyen los mitos acerca del café, las comidas picantes y el agua. Según la publicación, no se ha constatado que el café provoque hipertensión. De hecho, las guías recomiendan que los afectados acostumbrados a su consumo puedan tomar entre una y tres tazas de café al día.
Algo parecido ocurre con el picante. Tampoco se ha demostrado que la ingesta de comida picante genere hipertensión. Incluso algunos estudios han puesto de manifiesto que tomar de vez en cuando puede ser beneficioso, por el efecto relajante que inducen en los vasos sanguíneos.
La guía deja claro que beber agua no eleva la presión arterial. Al contrario, es fundamental para mantener una adecuada hidratación: se recomienda al menos un litro y medio al día.
Estrés y herencia
Otras creencias populares por desconocimiento pueden ser peligrosas, como creer que lo que uno padece esestrés por otros motivos, cuando en realidad es la propia hipertensión la que produce una reacción excesiva en forma de estrés o nerviosismo.
También muchos afectados creen que esta dolencia es hereditaria y que, por tanto, no pasa nada. Si bien tiene un componente hereditario, no significa que sufrir la enfermedad sea normal, ni que no deba tratarse.
La sentencia “presión descompensada” también es errónea, puesto que esta expresión no existe en términos médicos. Lo importante es que las cifras de presión arterial sistólica (máxima) y diastólica (mínima) estén dentro de los límites de la normalidad. Tampoco es suficiente tener la diastólica controlada, sino que es fundamental tener ambas bajo control.