Ludopatía: cuando la necesidad de jugar se vuelve incontrolable
Cuando alguien sabe que algo le hace daño pero, así y todo no puede evitarlo, estamos en presencia de unaadicción. Y el juego compulsivo es una de ellas. Una especialista detalló a Infobae señales de alarma para identificar a un ludópata.
Es que el jugador compulsivo miente, engaña a sus seres queridos, se endeuda más de lo que puede, se hace daño…
Ludopatía será uno de los temas que se abordarán en el XXVII Congreso de la Asociación Psiquiátrica de América Latina (APAL), que se desarrollará del 16 al 19 de este mes en el Hotel Sheraton Libertador, Centro Naval, Hotel Elevage y Sociedad Científica Argentina.
Una de las expositoras del tema es la doctora Verónica Mora (MN 70612), especialista en Psiquiatría, a quienInfobae consultó para conocer detalles de esta enfermedad y cómo es el comportamiento de quienes la padecen.
¿Cuándo una conducta de juego puede calificarse como “compulsiva”?
Cuando la persona no puede resistirse a ella a pesar de ser consciente de sus consecuencias negativas y se constituye en el trastorno de juego patológico cuando cumple con al menos cinco de los criterios diagnósticos para el mismo.
Entre ellos figuran, además de la compulsión, la preocupación constante por jugar, la necesidad de jugar cantidades crecientes de dinero, la irritabilidad cuando se tiene que interrumpir el juego, el uso evasivo del juego, la mentira para sostener el juego, el uso de dinero con otro destino para jugar, el pedido de préstamos para jugar o para saldar deudas de juego y las pérdidas significativas de dinero, relaciones y/u oportunidades laborales o educativas significativas para la persona.
¿Qué señales de alarma deben tenerse en cuenta para identificar a un jugador compulsivo?
Es importante señalar que cuando se vuelve a jugar para intentar recuperar lo perdido hay ya un cambio en la modalidad de juego que es señal de alerta.
También empezar a ir solo a jugar, en horas atípicas, desplazando otras actividades o tareas, mintiendo u ocultando que se está jugando, todo ello habla de algún nivel de problema.
¿Hay personas que sean más propensas que otras al juego compulsivo?
Se habla en la bibliografía de multifactorialidad y de diferente grado de vulnerabilidad en los sujetos. No todo el que va a jugar se convertirá en jugador compulsivo pero las variables de índole personal, social y de contexto pueden confluir para hacerlo posible.
¿Hay características de personalidad comunes a todo jugador compulsivo?
No, no hay una personalidad tipo, aunque es frecuente que haya trastornos de personalidad y las psicopatías se observan con alta frecuencia.
¿Qué aspectos de la vida cotidiana del “jugador” se ven afectados por el juego?
Casi todos, pero preocupan mucho la esfera familiar donde hasta se observan situaciones de conflicto importante y violencia y también la esfera económica por el alto porcentaje de deudas asumidas y muy difícilmente superables.
¿Es esencial el consentimiento del jugador para emprender un tratamiento?
El consentimiento es importante en cualquier tratamiento psiquiátrico. Más aun si hay uso de la herramienta farmacológica que debe explicarse al paciente en sus aspectos de riesgos potenciales y él debe dar su consentimiento por escrito.
Además, en el caso de los ludópatas, existe también en los tratamiento algo que se llama autoexclusión que es un pedido voluntario de no ser admitido en la sala de juego que debe ser voluntariamente expresado por el jugador en forma escrita y que está regulado en algunas jurisdicciones de nuestro país, quedando su ejecución a cargo de la sala de juego o sea la empresa concesionaria.
¿En qué consiste el tratamiento?
El tratamiento es un tratamiento complejo, idealmente interdisciplinario, pero habitualmente confirmado por psiquiatra y psicólogo. Algunos equipos pueden incluir recursos como asistente social, terapista ocupacional, psicólogos sociales o distintos coordinadores de formas de abordaje grupal.
La intención es ofrecer una estrategia integral. Individual y grupal para el jugador y su familia. Se trabajan los aspectos psicológicos personales y del grupo familiar. Se suele llegar en momentos de crisis y hay mucho para trabajar. Ansiedad, depresión, desesperación, desorganización son síntomas en carne viva.
Muchas veces la contención individual psicológica y la grupal no son suficientes por ello se recurre al grupo de ayuda mutua como Jugadores Anónimos o a la terapia familiar y/o a la terapia farmacológica con drogas que ninguna es específica y buscan moderar los diferentes síntomas según su predominancia: antidepresivos, estabilizadores para la compulsión, tranquilizantes mayores o ansiolíticos según grado de ansiedad o distorsión cognitiva y del pensamiento. En algunos casos, y si la depresión es tan intensa que se acompaña de desesperanza e ideación suicida, puede requerirse internación del paciente.
¿El trastorno se cura definitivamente o puede volver?
Por su evolución clínica que resulta crónica y progresiva, muy análoga a la que se observa en la adicción a las drogas psicoactivas de abuso, pensamos más en términos de recuperación que de cura.
fuente: infobae.com