Mejor actitud, más bienestar
Una buena actitud puede ser un buen inicio a la hora de prevenir males médicos. Según recientes estudios, la gente optimista tiene 50% menos de riesgo de enfermedad cardiovascular, mientras que un gesto tan simple como sonreír parece reducir el estrés y el ritmo cardíaco -aparte de esto, hay que tomar en cuenta los factores de riesgo que cada persona tenga frente a determinadas enfermedades-.
Vargas de Windt recomienda a las personas realizar regularmente actividades que les agraden y que, por tanto, generen en ellas sensaciones positivas como alegría o placidez. Haga ejercicio, practique algún deporte, baile, escuche música, salga a pasear, ore, medite…
“Realizar actividades que te agraden -afirma la psicóloga- puede ayudar a tu salud”.
Pero este es sólo el principio. Siguiendo la premisa de que las emociones negativas causan desequilibrio o enfermedad, Vargas de Windt sugiere identificar los sentimientos dañinos que experimenta con frecuencia y aprender a canalizarlos -no negarlos- de forma adecuada.
No menosprecie, en este esfuerzo, la ayuda que podría brindarle un profesional de la conducta. “Un psicólogo puede ayudar un paciente a tener un cambio en la filosofía de vida, y que el paciente genere emociones que lo hagan sentir bien”, afirma Vargas de Windt.
Mejoría en sus manos
(( Vargas de Windt expresa: “Un terapeuta de la conducta ayuda a las personas a canalizar sus emociones correctamente, a generar emociones positivas que permitan mejorar la salud física y psicológica, o a impedir que caigan en el desequilibrio emocional con innumerables consecuencias para la vida interior, la salud física, mental y social, lo cual estará dado por el carácter, el temperamento, la personalidad, la cultura, así como también por el contexto en que se desenvuelvan”.
Emociones y bienestar
Una gran cantidad de estudios e investigaciones relaciona las emociones con el estado físico.
Recientemente, incluso, científicos finlandeses publicaron un atlas corporal que señala las partes específicas del cuerpo donde se manifiestan cambios cuando la persona experimenta determinadas emociones.
Según la psicóloga clínica Ana Mirtha Vargas de Windt, en las emociones inciden tanto factores biológicos como culturales. Los culturales aluden a las creencias y expectativas de la persona; los biológicos, a la activación de determinadas zonas del cerebro y a la segregación de ciertas sustancias.
La psicóloga dice, por citar algunos ejemplos, que emociones consideradas negativas inciden en el desarrollo de padecimientos como dolor crónico, hipertensión e incluso cáncer.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como un estado general de bienestar y no sencillamente como la ausencia de enfermedad.
Esta definición concede importancia al estado emocional y psicológico, que guarda estrecha relación con el físico. El ser humano es un ser integral en el cual no pueden disociarse la parte física de la psicológica.
Emociones y sentimientos como ira, tristeza, celos, miedo, culpa o egoísmo interfieren con el bienestar y afectan la salud.
Por otro lado, Vargas de Windt comenta que la mayoría de las enfermedades mentales tiene su origen en trastornos afectivos, en emociones negativas o están acompañadas de estos factores.
La relación causa-efecto, agrega, se da también en sentido inverso: “Las emociones pueden llegar a desencadenar una enfermedad y la enfermedad puede provocar una fuerte emoción”.
Pastillas, jarabes y avanzadas terapias no bastan para hacer frente a enfermedades que representan una gran carga, no solo para el cuerpo y la economía, sino también para la mente.
La psicología y la psiquiatría desempeñan un importante papel, por ejemplo, a la hora de abordar a pacientes con enfermedades crónicas o catastróficas.
Las terapias alternativas también ganan espacio y se combinan con la medicina tradicional.
Vargas de Windt, quien es maestra Reiki, señala que en hospitales de Europa y Estados Unidos incluyen unidades de terapias alternativas como esa a fin de ayudar en la sanación del enfermo.
“Debe tratarse a las personas y no las enfermedades como si fuera un ente aislado”, dice.
Sin embargo, lamenta la experta en la conducta, en el país todavía no se le da suficiente importancia a la participación de los profesionales de la psicología y la psiquiatría en el proceso de sanación.
“Todavía es muy pobre la participación de psicólogos o psiquiatras dentro de las opciones en seguros de salud. Hasta hace poco tiempo no se consideraban a los psicólogos dentro de la cobertura”, afirma.
METAS DE VIDA Y BIENESTAR
Las emociones influyen en la posibilidad de una persona alcanzar sus metas y lograr aquello que considera el éxito.
“La motivación y el optimismo -explica la psicóloga Ana Mirtha Vargas de Windt- están directamente relacionadas con el arrojo y la perseverancia necesarios para lograr tus objetivos. El miedo, por ejemplo, te puede impedir dar pasos hacia tu meta o bien te puede empujar a moverte en una dirección hacia ella. La ira puede empujarte a hacer cosas. Mal administrada te puede ayudar a complicar la situación y perderlo todo, de modo que es relativo”.
Por eso, dice la psicóloga, hay que mirar las situaciones desde fuera y preferiblemente de mano de un terapeuta calificado que ayude a ver más allá.
“En ocasiones consultamos a personas que, aunque con muy buenas intenciones, lejos de ayudarte te llevan por el derrocadero”, concluye.