Muere El Agente Del Servicio Secreto Que Le Salvó La Vida A Reagan
Jerry S. Parr, un agente del Servicio Secreto de EE.UU. que ayudó a salvar la vida del expresidente estadounidense Ronald Reagan tras un intento de asesinato, murió a los 85 años, informó hoy su familia.
La mujer del agente, Carolyn Parr, dijo al diario The Washington Post que su esposo falleció este viernes en la capital estadounidense por una insuficiencia cardíaca congestiva.
De inmediato, Parr puso la mano sobre el hombro del presidente y lo llevó hacia la limusina oficial, un vehículo a prueba de balas.
El agente sintió algo de alivio al no encontrar ninguna herida de bala visible en el cuerpo del presidente, pero pronto vio la sangre en los labios de Reagan, que se quejaba de dolor en el pecho.
Parr ordenó que la limusina no se dirigiese a la Casa Blanca sino al hospital más cercano, donde confirmaron que el mandatario había recibido un impacto de bala en el pecho y tenía una hemorragia interna.
“Si Jerry no hubiera cambiado (el rumbo de la limusina), yo ya no tendría un marido”, dijo la entonces primera dama, Nancy Reagan, en una entrevista meses después con la cadena CNN.
Ese episodio marcó la vida de Parr, elogiado por sus compañeros y por la elite política del país por su rapidez, su sangre fría y su determinación en un momento de caos.
“Hay un par de momentos en los que la verdad y el entrenamiento convergen, en los que la historia y el destino convergen. He pensado en eso muchas veces. En ese momento, o lo haces o no lo haces o lo salvas o no”, dijo Parr en una entrevista con el Washington Post en 2006.
Sus compañeros hablaban además de él como un hombro en el que apoyarse, alguien que siempre estaba dispuesto a escuchar sus problemas y aconsejarles.
Nacido en 1930 en Montgomery (Alabama), Parr creció en Florida y su primer trabajo fue para una compañía eléctrica. En 1962 se sumó al Servicio Secreto, donde también trabajó en la protección de los presidentes Gerald Ford (1974-1977) y Jimmy Carter (1977-1981).
Tras retirarse del Servicio Secreto en 1985, Parr obtuvo un máster en orientación pastoral y se convirtió en pastor de una iglesia ecuménica de Washington. Tuvo tres hijos y cuatro nietos.
Parr vivió once años más después de que el presidente al que salvó la vida finalmente muriera, en 2004.