Por qué México está en el peor lugar posible para los terremotos
Tras el terremoto de magnitud 8,2 a comienzos de septiembre, el suelo de México ha vuelto a temblar con un seísmo de magnitud 7,1, aunque más devastador por el lugar del epicentro. ¿Por qué México otra vez? Resulta que el país se encuentra en uno de los peores lugares del planeta.
México se dispone sobre tres de las placas tectónicas más grandes de la Tierra: la placa norteamericana, la placa de Cocos y la placa del Pacífico. Cada vez que estos trozos de corteza se mueven o se topan unos contra otros, aparecen los terremotos.
Como un antiguo lago, la Ciudad de México también es el hogar de suelo blando que actúa, esencialmente, como un amplificador de los temblores, a menudo produciendo pequeños terremotos que se sienten mucho más grandes.
El temblor que ha ocurrido hace unas horas reverberó a lo largo de la frontera entre la placa de Cocos y la placa norteamericana, mientras que la placa más meridional se deslizaba bajo su vecino del norte. Como decíamos, el temblor de magnitud 7.1, que se produjo a unos 3 kilómetros al noreste de la ciudad de Raboso, ocurrió menos de dos semanas después de que el país fuera golpeado por un terremoto de magnitud 8,1, y 32 años desde que otro terremoto de magnitud 8.1 matara a más de 9.500 personas en la Ciudad de México.
Todo esto tiene una explicación. México es uno de los países sísmicamente más activos del mundo. Según el US Geological Survey, durante el último siglo, el país ha visto hasta 19 terremotos dentro de los 250 kilómetros del epicentro del seísmos ocurrido este martes. Y no es el único problema al que se enfrentan, la región también está sujeta a la repetición de erupciones volcánicas.
De hecho, al sur del epicentro del terremoto de hace unas horas, dos volcanes (el Chichón y el Volcán de Colima) estallaron en 1982 y 2005, respectivamente. Además, otros dos volcanes activos al sureste de la Ciudad de México, Popocatépetl e Ixtaccíhuatl, suelen ventilar gas visible, y el primero entró en erupción en el 2010, y existen imágenes en las últimas horas que muestran otra erupción tras el terremoto de 7.1.
Por último, gran parte de la Ciudad de México está construida sobre un antiguo lago, espacio donde se ha encontrado suelo blando que intensifica los efectos de los terremotos. Tras el ocurrido en 1985, un grupo de investigadores encontraron que el temblor se había amplificado hasta en un 500% en regiones cercanas al epicentro donde el suelo era el más blando.
Desde entonces han pasado más de 30 años y la ciudad ha tomado medidas para rebajar el nivel de riesgos (entre ellos un completo sistema de alertas temprana), pero cuando la naturaleza desata su fuerza como lo ha hecho hace unas horas sobre áreas con población, poco se puede hacer.