¿Por qué no podemos recordar lo que vivimos antes de los 3 años?
La amnesia en la primera infancia es un fenómeno que ha generado grandes debates en el mundo de la ciencia. Agarras un álbum de fotos al azar y entonces te encuentras con la mítica foto de tu primer cumpleaños: la torta de chocolate cubierta de animalitos de plástico, los globos de colores, las guirnaldas, la familia aplaudiendo alrededor de la mesa y vos con cara de luna llena, rozagante y feliz con tu oso de peluche nuevo en la mano. Sin embargo, es como si vieras una película, la vida de otro. No puedes acordarte de absolutamente nada de ese momento tan especial.
Los primeros años de vida son clave la construcción de la identidad. La velocidad de crecimiento y la capacidad de aprendizaje son enormes y nos marcan de por vida. Pero las vivencias de esa época se evaporan y no recordamos nada de lo que sucedió antes de los tres años.
A todos nos pasa. A finales del siglo XIX Sigmund Freud llamó a esto “amnesia infantil”. Se trata de la falta completa de memoria en los primeros años seguida de los vagos y dudosos recuerdos entre los tres y los siete. Seguro más de una vez te habrá pasado que te contaron una travesura de la que fuiste protagonista y vos no tenés ni la más remota idea de cuándo ni cómo fue. Pero ¿por qué nos ocurre? ¿A qué se debe este curioso fenómeno? ¿Existe manera de evitarlo?
“Cuando son menores de dos años, los niños no son capaces de recordar las cosas. Sin embargo, sí tienen lo que llamamos recuerdos inducidos por sus padres y familiares cercanos. Por ejemplo, la llegada de un nuevo hermanito puede recordarse con anécdotas, videos, cuentos, fotografías, etc. No serán capaces de generar el recuerdo por sí mismos o de recordar en primera persona, pero sí de manera inducida por el contexto que le dan sus padres”, dice Silvia Ayala, psicóloga infantil.
La razón por la que un niño pequeño no tiene recuerdos propios es porque el hipocampo aún no está del todo desarrollado para generar memoria a largo plazo. Es una cuestión morfológica: a edades tempranas nuestro cerebro está en proceso de neurogénesis -de intensa creación de nuevas neuronas- .
Sucede también que a edades tempranas los niños no contextualizan los recuerdos con datos precisos, entonces las experiencias no se fijan en la memoria, se aprende con el cuerpo. Los padres y cuidadores pueden ayudar a que los niños les den un contexto a los recuerdos a través de narraciones, fotografías y videos de infancia.
Abel Domínguez, psicólogo especialista en niñez cuenta: “Siempre interpreto los recuerdos de los niños pensando que han accedido a ellos a través de algún facilitador: los padres, hermanos u otros familiares. En cuanto a la causa de la amnesia infantil, suelo inclinarme por las teorías que apelan a la morfología cerebral. Hay muchos sistemas que antes de los tres años están formándose. Por otro lado, a esa edad los chicos empiezan a hablar y recién entonces comienzan a tener el poder convertir los recuerdos en palabras, de manera que se une la memoria y el lenguaje. Creo que ese también es un potente facilitador de la memoria a largo plazo”.