Por un cerebro ágil y ‘engrasado’, mejor combatir las rutinas
El cerebro también necesita gimnasia. O de otro modo, si no ejercitamos este “músculo” también se deteriora. Hay que mantener el cerebro activo para evitar que envejezca. Es más, la crisis puede ser una buena oportunidad para que el cerebro se espabile.
Preparar un menú para varios invitados, mover de lugar los muebles de una habitación, interpretar un mapa, ir al trabajo por un camino distinto, ver la televisión de forma interactiva, navegar por Internet, leer… Son algunos ejemplos de cómo mantener vivo el cerebro.
Como explica el neurólogo Carlos Tejero, conforme vamos cumpliendo años, la rutina se va colando en nuestras vidas. Los incentivos decrecen y la actividad también. Por eso es necesario seguir interactuando con otras personas, cambiar opiniones, realizar actividades físicas y psíquicas placenteras y mantener la parte afectiva.
Amigos y enemigos
Qué hacer para tener una buena salud cerebral
- Intentar disfrutar de nuestro tiempo libre.
- Seguir una alimentación equilibrada, como la dieta mediterránea.
- Disfrutar de la familia y los amigos.
- Evitar los tóxicos.
- Jugar a ejercitar el cerebro con pasatiempos, estrategias o un juego de cartas.
Cuando enfrentarnos a retos o llevar a la práctica nuevas actividades nos produce pereza “eso es fruto de la atrofia provocada por la rutina”, aclara el especialista. En su opinión, “lo mejor para que nuestro cerebro funcione es combinar los ejercicios mentales con las sensaciones“.
Percibir un olor agradable y averiguar de dónde procede, disfrutar de los sabores, que llegan antes al cerebro que al estómago, viajar para cambiar de rutina y vivir sensaciones nuevas. O de una tarde de silencio reconfortante.
Enemigos de un cerebro sano
Estos son los principales factores de riesgo para desarrollar enfermedades neuronales:
- Los tóxicos: consumo de drogas, alcohol y tabaco.
- Una dieta poco variada que no incluya nutrientes beneficiosos para el cerebro.
- Dormir poco y mal que nos provoca problemas de concentración y bajo rendimiento intelectual que puede derivar en demencias.
- La falta de ejercicio físico.
- El estrés, la angustia…prolongada.
- Ansiolíticos y antidepresivos pueden deprimir el sistema nervioso pero no predisponen a que aparezcan enfermedades neurológicas.
Aprovechar la crisis
La crisis aguda que vivimos y sufrimos casi todos es una oportunidad para que nuestro cerebro espabile: “Siempre en épocas de crisis es cuando el cerebro ha tenido más importancia. Sin embargo, también hay más riesgo de caer en la depresión o en la ansiedad”, afirma Tejero.
Hay que procurar huir de la depresión, el estrés, la angustia, la preocupación intensa, ya que nos “intoxica y obsesiona” y eso “nos provoca falta de atención y concentración”.
Enfermedades neurológicas
Unos siete millones de españoles, el 16% de la población sufren alguna enfermedad neurológica. Las más frecuentes son el dolor de cabeza común de origen variado y ocasional. La migraña, dolor intenso y periódico, puede afectar a la vida normal.
Además, los problemas de memoria, los ictus (que requiere nivel hospitalario), el alzhéimer, el párkinson o la epilepsia (que necesitan un seguimiento contínuo del neurólogo) y las enfermedades cerebrales que afectan a los músculos, al sistema nervioso o inflamatorias, como la esclerososis múltiple, o degenerativas como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) o ataxia.