Puncharme Yo? Buenas Nuevas Para Personas Diabéticas
EFE, Sídney (Australia).- Científicos australianos descubrieron cómo la insulina interactúa con el receptor insulínico, lo que abre la posibilidad de desarrollar nuevos medicamentos contra la diabetes que prescindan de las inyecciones, informaron fuentes médicas.
Los investigadores han desvelado cómo la insulina utiliza al receptor insulínico para fijarse en la superficie de las células, un proceso que es necesario para convertir la glucosa de la sangre en energía, informó en un comunicado el del Instituto Walter y Eliza Hall de la ciudad de Melbourne (WEHI, siglas en inglés).
En esta interacción, la insulina y su receptor se reorganizan a medida que van interactuado” en una dinámica en la que “una pieza de insulina se pliega mientras que otras piezas claves del receptor se mueven para engancharse a la hormona de insulina”, explicó uno de los líderes de este estudio, Mike Lawrence, del WEHI.
Esta interacción, que buscaba entenderse desde hace casi tres décadas, podría calificarse como una especie de “apretón de mano molecular”, comentó Lawrence, quien lideró este estudio junto a sus colegas Colin Ward y John Menting.
Hasta la fecha, los tratamientos de insulina para diabéticos habían sido diseñados sin el conocimiento de este proceso.
“Nadie sabía cómo funcionaba (la interacción entre la insulina y su receptor) y es lo que hemos podido mostrar) a través de la investigación). Así que lo siguiente es desarrollar nuevas formas de insulina y nuestro trabajo va a formar parte de la plataforma para este avance”, acotó uno de los responsables del estudio.
En este estudio, los científicos analizaron una estructura molecular tridimensional de la hormona de la insulina y el receptor insulínico con el Sincrotón Australiano MX2, un aparato que resultó clave para el descubrimiento, según el comunicado del WEHI.
Esta investigación, que contó con la contribución de científicos de Estados Unidos, Reino Unido y República Checa, fue publicada en la revista Nature. La diabetes mata a una persona cada ocho segundos en todo el mundo.