¿Se quiere a todos los hijos igual?
Muchos padres no lo pueden evitar: tienen mayor inclinación por un hijo que por otro. No hay que sentirse culpable, ni sufrir remordimientos por ello. «Eso no quiere decir que se quiera más a uno que a otro», asegura Laura Aut, psicóloga infantojuvenil de ISEP Clínic Barcelona. «Simplemente significa que hay hijos que, en un momento dado y por circunstancias, nos hacen sentir mejor,pero no debemos de confundir cariño con predilección y recordad que esa predilección puede ir cambiando». A lo largo de la vida, los padres pueden tener más afinidades con uno que con otro hijo, incluso relacionarse mejor o de forma distinta con cada uno de ellos.
Sentir mayor empatía por uno de los hijos es inevitable. No hay por qué preocuparse. Eso no quiere decir que seamos peores padres. Por el contrario. Lo importante es que, siempre, «los padres intenten mostrar un comportamiento equitativo a las necesidades de cada hijo según su forma de ser». No es cuestión de números, advierte la psicóloga. «Cuando se tiene un hijo se centra toda la atención y el amor en él. Cuando se tiene el segundo ese amor no se divide, el amor hacia el segundo hijo cuando nace es equiparable al del primero».
Para los padres que sientan mayor afinidad con uno que con otro hijo, Laura Aut les ofrece estas pautas:
—Valorar lo positivo de cada hijo y no fijarse solo en los errores y dificultades.
—Dar a cada hijo lo que necesita.
—No sentirse culpable. Los hijos tienen que aprender que existen diferencias y que eso no implica un valor negativo.
—No dañar la autoestima de los hijos. No se tienen que hacer comparaciones entre los hermanos, ya que cada uno de ellos posee sus puntos fuertes y débiles.
—Aceptar las distintas relaciones. Cada hijo es único y hay que entender que las relaciones con unos serán mejores que con otros y esto puede variar.
—Cada hijo debe tener su espacio y ocupar un lugar especial en el corazón de sus padres, siendo queridos de forma especial.