Síntomas de un matrimonio a punto de naufragar
Cuando las parejas no quieren abordar un tema por miedo a “sacudir el barco” o dicho en inglés, “rock the boat”, hace rato que “el barco” se hundió y no te diste cuenta. Ése es el momento de examinar objetivamente tu relación y observar si tiene uno o más de los siguientes síntomas de que está a punto de naufragar.
1. Falta de intimidad. Cuando prefieres hacer cualquier cosa antes de tener relaciones sexuales con tu cónyuge, hay muchos problemas por resolver.
2. Cuentas secretas de correo electrónico, mensajes secretos de texto o números de teléfono secretos delatan que algo anda mal. Marido y mujer necesitan espacio individual para crecer, pero un cónyuge que oculta información deliberadamente e inventa excusas para explicar por qué, no solo te menosprecia a ti, sino amenaza las bases del matrimonio.
3. El cónyuge pierde valor. Cuando tu etapa de noviazgo era mágica, tu esposo era tu superhéroe y viceversa. Ahora ha disminuido su valor ante ti y tú te preguntas cómo te casaste con ese perdedor. Si tu esposo se convierte en solo alguien con quien convives, es tiempo de echar una mirada a lo que está en riesgo en tu matrimonio.
4. Discusiones repetitivas. Regurgitar los mismos viejos argumentos una y otra vez sin resolverlos, agregando elementos o sosteniendo discusiones más amargas y ofensivas hasta llegar a la agresión física son señales que no deben pasarse por alto. Cualquier discusión que cause una posibilidad de abuso requiere llamar a un consejero matrimonial.
5. Quejarse con las amistades. Tus amigos te evitan como plaga porque te has convertido en un disco rayado, quejándote sobre las faltas de tu cónyuge.
6. Usar sustancias o distracciones para ahogar tus problemas. Detestas tu trabajo, pero pasas ahí tiempo innecesario para evadir a tu esposo; o de momento, tus amigas son más importantes que pasar tiempo en tu casa. Tu consumo de comida o de alcohol sale por el techo y tus palabras no son las más bonitas. En vez de enfrentarte a los problemas, estás echando sobre ti la ira, la decepción, la depresión o el miedo.
7. Tu pareja y tú disfrutaban muchas actividades en común. Ahora la única actividad que comparten es dormir en la misma cama. ¡Cuidado! Desafortunadamente cuando esto ocurre, hay hombres y mujeres dispuestos a llenar ese vacío y las cosas se complican.
8. Tu esposo o tú lucen desaliñados y no les importa. La actitud de descuido en cuanto al aumento de peso, el pelo desgreñado y los dientes manchados grita a voces la falta de entusiasmo por lucir agradable. Si lo combinas con la actitud de “tómalo o déjalo”, claramente la emoción se fue.
9. La infidelidad (emocional o física) tiene la habilidad de destruir relaciones debido a la violación de la confianza, uno de los fundamentos del matrimonio. Dependiendo del cónyuge, se puede superar la infidelidad, aunque algunas ramificaciones de la traición duran toda la vida.
10. Fuera de sintonía. Si ves a tu esposo como otra planta de la casa o su sola presencia no deja ni una marca en tu consciencia, definitivamente tu matrimonio va cuesta abajo.
11. Consultabas todo con tu esposo, desde asuntos de trabajo hasta los planes del fin de semana. Ahora tomas todas las decisiones sin considerar sus sentimientos ni cómo le afectan tus decisiones.
12. Llevas récord escrito o mental de lo que contribuyes al hogar y a la relación, contra lo que él no contribuye, y se lo sacas en cara.
13. Te conviertes en la reina del castillo y tus necesidades son primero, aunque haya estrés, resentimiento y tensión.
14. Tu pareja y tú dejan de ser equipo para ser compañeros de cuarto. Ambos inician proyectos sin pensar ni respetar al otro, cada cual limpia su espacio y cada cual lava su ropa. Ambos hacen planes separados y viven vidas separadas.
15. Te da gusto “apretar” sus botones neurálgicos y no te disculpas como antes.
16. Dejan de salir juntos a citas románticas, de complacerse, de traer el postre favorito y de atenderse con detalles.
17. Tratas de conectarte física o emocionalmente a cualquiera menos a tu cónyuge.
18. Hablas lo menos posible con él porque la conversación te parece inútil y te agobia. Interactúas con tu cónyuge, pero tu mente no está presente.