Sondas espaciales en órbita a Marte sobreviven al paso muy cercano de un cometa
El cometa Siding Spring (C/2013 A1 Siding Spring) pasó mucho más cerca de Marte que cualquier otro que haya sobrevolado el Planeta Rojo o la Tierra y que haya sido observado por la comunidad científica. Cruzó junto a Marte a una velocidad de unos 56 kilómetros por segundo (unos 200.000 kilómetros por hora, ó 125.000 millas por hora), aproximándose hasta unos 139.500 kilómetros (87.000 millas) de distancia del planeta. Aunque no había riesgo de una colisión directa del cometa contra ninguna de las tres sondas espaciales activas que actualmente la NASA tiene en órbita a Marte, ni para las de otros países, la inmensa cantidad de polvo que todo cometa arrastra consigo es como una gran nube de metralla, por la elevada velocidad, de modo que un grano de polvo que impacte contra una nave puede ser como un balazo.
En el caso de la NASA, el interés de observar este inusual fenómeno cósmico se topó con la necesidad de que sus tres naves se protegieran de esos probables impactos de metralla cometaria. Tras hacer cálculos y analizar las predicciones sobre el paso del cometa y la acción de su polvo, los responsables del control de los vehículos enviaron desde la Tierra las órdenes pertinentes para que las naves se protegieran del mejor modo posible, aunque permitiéndolas hacer observaciones expuestas en los momentos de bajo riesgo. Eso incluía evitar exponer en la dirección más peligrosa los instrumentos más críticos y hacer maniobrar a los vehículos para que en el periodo de mayor peligro estuvieran en la cara de Marte opuesta a aquella junto a la que cruzaría el cometa; de este modo el propio planeta haría de escudo para las naves.
El reto no era fácil, por varias razones. Los pronósticos podían no ser lo bastante exactos o fiables. Las maniobras podían no salir bien. O incluso ejecutándose todo correctamente, la mala fortuna podía hacer que una nave recibiera un impacto fatal, a modo de bala perdida. Después de todo, nunca se había producido una situación comparable en la historia de la astronáutica.
El desafío más grande lo afrontó la Mars Odyssey, la nave enviada a Marte que más tiempo lleva funcionando. Llegó allí en octubre de 2001 (ver aquí la crónica sobre la llegada que publicamos en NCYT de Amazings el 29 de octubre de 2001: http://www.amazings.com/ciencia/noticiasn/291001b.html), y desde entonces ha estado al pie del cañón, haciendo observaciones del planeta y sirviendo como enlace de comunicaciones entre la Tierra y los robots que llegaron a la superficie de Marte tiempo después. Por ser tan vieja, había dudas de que pudiera ejecutar debidamente las maniobras de huida o soportar sus efectos.
La Mars Odyssey llevó a cabo una maniobra el 5 de agosto para ajustar los horarios de su órbita de manera que quedara protegida por el propio Marte durante el periodo en que los cálculos indicaban el mayor riesgo procedente de las partículas de polvo de alta velocidad en la cola del cometa.