Un año que fue “agridulce” para el béisbol dominicano
El béisbol es sin duda, y por diversas razones, el deporte rey de República Dominicana. Es el que más jugadores produce, y por consiguiente, del que más hay en el más alto nivel, en este caso las Grandes Ligas.
Por esa razón, las expectativas siempre son elevadas cuando se trata de una competencia de béisbol donde el país participe, sin embargo, este año hubo poco que celebrar.
El único gran logro colectivo fue alcanzado a principio del año, pues luego de que los Tigres del Licey tuvieron una histórica temporada en la Liga Dominicana de Béisbol, coronándose campeones por vez número 23 y pasar a ser los monarcas de la pelota dominicana, hicieron lo propio también en la Serie del Caribe, dándole a al país la corona número 22, y para los azules fue la 11.
En el 2023, el Licey le puso la cereza al pastel a lo que para ellos fue una temporada cargada de éxitos, llevándose casi todos los premios individuales. Ronny Mauricio fue el Jugador Más Valioso, César Valdez ganó el Lanzador del Año, José Offerman el Dirigente del Año, mientras que Audo Vicente y su equipo de trabajo ganaron la distinción a Mejor Gerencia.
En lo colectivo, empataron la marca histórica de victorias para una temporada regular con 34, quedaron líderes también en el Round Robin con 10-6, siendo Emilio Bonifacio el MVP de esa fase, y luego el resto fue historia, tanto en la Serie Final como en el clásico caribeño.
El título en la Serie del Caribe en febrero, parecía ser solo un preámbulo de lo que al mes siguiente podría pasar con el equipo dominicano en el Clásico Mundial de Béisbol, ya que el gerente general Nelson Cruz, había conformado un equipo increíblemente competitivo.
El Clásico Mundial, una pesadilla
Jugadores como Juan Soto, Sandy Alcántara, Manny Machado, Julio Rodríguez, Rafael Devers, Wander Franco, Ketel Marte, Teoscar Hernández, Jeremy Peña, entre otros estelares de Grandes Ligas, conformaban un plantel que fue mundialmente calificado como uno de los grandes favoritos a llevárselo todo, sin embargo, la realidad fue otra.
El fracaso no se mide solamente por el hecho de que el equipo no pudo ganar su segundo campeonato en el magno evento, si no porque fueron eliminados en la misma primera ronda, tras sufrir derrotas contra Venezuela y la fulminante contra Puerto Rico.
Las únicas dos victorias de Dominicana fueron sobre Nicaragua e Israel, países muy por debajo en materia de béisbol.
Las otras dos pruebas que el país debió haber superado en materia de béisbol, fueron los Juegos Centroamericanos y del Caribe, y los Panamericanos. Pero al igual que en el Clásico, en ambas competiciones hubo una temprana descalificación.
Por segunda edición de manera consecutiva en Juegos Centroamericanos, Dominicana salió sin medallas de la competencia, y en esta ocasión, cayó ante Venezuela con marcador 8-7 en el partido por la medalla de bronce.
Los dominicanos terminaron con marca de 0-2 en el multitudinario evento tras previamente caer ante Panamá 4-1.
En octubre, los Panamericanos de Chile no fueron la excepción. El país quedó fuera en la primera fase, y extendió a 44 años la racha de no ganar medallas en estos Juegos.
De no haber sido por el triunfo en la Serie del Caribe, un año que al principio proyectaba con muchos logros en materia de béisbol, hubiera pasado sin pena y sin gloria.