Una esperanza para la depresión profunda
Antiguamente se le llamaba melancolía, se le atribuía a dolores del alma y había quien moría de ese mal. Pero hoy día, gracias a los avances médicos, se sabe que obedece a desbalances químicos, que se puede controlar con medicinas y que en casos extremos se acude a terapia eléctrica o a la más moderna técnica conocida como estimulación cerebral magnética.
Se trata de la depresión profunda que afecta a un significativo renglón de la población hispana en Estados Unidos y que, según los expertos, aún se encuentra mal diagnosticada y estigmatizada.
La depresión severa es considerada como una enfermedad seria y se conoce también como depresión clínica o unipolar. De acuerdo con NAOMI (National Alliance on Mental Illness), los síntomas incluyen: humor deprimido, disminución en el nivel de energía y en el interés por la vida; cambios en los patrones de alimentación, sueño, pensamiento y movimientos, ya sean lentos o agitados; de comportamiento, estado anímico, actividades y salud. Además, el paciente presenta sentimientos de culpa, baja autoestima, desesperanza y un gran vacío; pensamientos suicidas, malestares físicos constantes que no responden al tratamiento como dolor de cabeza, molestias digestivas y dolor crónico.
El doctor Darryl Appleton, investigador y director médico psiquiatra del BrainStim Health and TMS Center, indica que debido a la severidad de este tipo de depresión, se puede acudir a la Estimulación Transcraneal Magnética, considerada lo último en tecnología para tratar este padecimiento.
“Este tratamiento es nuevo. Es tecnología de punta y se aplica cuando no hay otra opción de cura. Es muy seguro, con muy pocos efectos secundarios y la gente se recupera rápido, y está aprobado por la FDA”, explica. “Hemos tratado 24 pacientes en los siete meses que lo estamos usando, con un índice del 90 por ciento de mejoría en pacientes quienes incluso han salido de hasta 18 medicinas que solían tomar. Ahora ellos tienen una nueva esperanza con el TMS”. Asegura que en dos semanas se sienten mejor. Son de 20 a 28 tratamientos, cada uno de 37 minutos.
El TMS es un método no invasivo de estimulación del cerebro que se hace colocando un pequeño espiral sobre el cuero cabelludo por donde se trasmite rápidamente una corriente alterna, produciendo un campo magnético que pasa sin obstáculos a través del cerebro.
Hasta ahora el efecto secundario más reportado ha sido dolor de cabeza, pero el experto asegura que desaparece después del primer o segundo tratamiento. “En enero del 2012 tendremos un open house del centro para que los pacientes puedan hacer todas las preguntas que quieran sobre este innovador método”, dice Appleton.
En Estados Unidos, las cifras de afectados por depresión profunda alcanzan los 35 millones y se reporta que es causa de notables ausencias al trabajo. “La depresión severa es un trastorno biológico del cerebro, y los estudios muestran que las personas deprimidas podrían tener algún problema con ciertas sustancias químicas, es decir neurotrasmisores como la norepinefrina, serotonina y dopamina, que permiten que las neuronas se comuniquen entre sí”, explica el doctor Bernardo García-Granda, psiquiatra de la Unidad de Salud del Comportamiento del hospital Kendall Regional.
Para la depresión profunda usualmente se aplican tres tratamientos básicos: psicoterapia, medicamentos y la terapia electro-convulsiva (ECT). “Lo aplicamos con anestesia, no es doloroso, se minimiza la cantidad de energía que se aplica para que se reduzcan los efectos secundarios”, explica el doctor Martin Strassnig, director del Mood Disorders and ECT (Electroconvulsive Therapy) Program, en el Hospital de la Universidad de Miami. “Son una serie de tratamientos durante los cuales se colocan dos pequeños electrodos en el cuero cabelludo y por ellos se pasa electricidad induciendo la convulsión. Se aplica un relajante muscular y anestesia. El tratamiento dura 30 minutos y una hora después el paciente puede ir a casa”, explica Strassnig.
“Podría decirse que en la depresión profunda el funcionamiento del cerebro se pone más lento y esto es porque los neurotrasmisores disminuyen su concentración, haciendo que la interacción entre los mismos disminuya. Por ejemplo, si hay menos dopamina en el cerebro, habrá menos placer y menos capacidad de disfrute; si no hay suficiente serotonina la persona se sentirá ansiosa y en casos severos sentirá deseos suicidas; y si no hay suficiente norepinefrina habrá menos energía y más sueño,” aclara Strassnig.
Entre el 80 y 90 por ciento de las personas con depresión severa pueden mejorar mucho, reanudar sus actividades diarias normales y sentirse bien si siguen un buen tratamiento, dice el experto.•