Solo en casa: errores que suelen cometer los padres a la hora de criar a un hijo único
Cada vez es más frecuente ver parejas con un sólo niño. Puede pasar que de tan deseado, los padres cometan errores al centrar su atención en ese hijo único. Así el niño puede acostumbrarse a oír aquello de “Es que es hijo único…” y acabar estigmatizado con adjetivos como “mimado”, “malcriado” y “egoísta”. Pero no tiene porqué ocurrir así.
El doctor en psicología y pedagogía, Valentín Martínez-Otero, explica que la personalidad del hijo único depende más de cómo es criado que del hecho de no tener hermanos: “Hay que llegar a una armonía porque de otra manera, se corre el riesgo de incurrir en una protección excesiva y perjudicial para el desarrollo de los hijos o, por el contrario, caer en el otro extremo: el de lo permisible y que lo haga todo”.
En el ámbito pediátrico, la doctora Pilar González, vicepresidenta de la Sociedad de Pediatría de Madrid y Castilla-La Mancha, y el Jefe de Pediatría del hospital Quirón Bizkaia, el doctor Iñigo Echániz Urcelay, están de acuerdo en que no hay pruebas de que un hijo único pueda ser más enfermizo que aquel que está rodeado de hermanos, a pesar de la sobre protección que pueda tener.
“No recibe más cuidados el hijo único en relación a algún hijo que tenga algún problema cuando tiene más hermanos. Además, no hay más hipocondría entre los adultos que han sido hijos únicos”, asegura González.
Al ser el único retoño, es comprensible que la pareja quiera protegerlo con su vida, sin embargo, llevar esto a un extremo puede provocar que el hijo no sepa desenvolverse con facilidad en sociedad, detalla Martínez-Otero. “Dificulta el desarrollo de su autonomía y puede ser un niño frágil e inseguro por sobreprotegido”. El pediatra Iñigo Echániz es contundente: “En general, todas las familias cometen el error de sobreproteger a sus hijos y de ser demasiado permisivos con ellos”.
Socializarle y ponerle reglas
Para evitar esto, es importante que desde muy pequeño, aprenda a convivir con otros niños, ya sean amigos de la escuela, primos o que se le fomente la cultura del deporte en equipo como ejemplifica el psicólogo. Ello, bien a través de campamentos ahora aprovechando el verano o de actividades extraescolares.
Los expertos coinciden en que hay que saber ponerle reglas y mantener la disciplina, pues el ser muy permisivos podría derivar en un descontrol total de su actitud. “En ocasiones puede ser un tanto despótico y un tanto tiránico con sus padres porque él se hace fuerte en esa posición y llega el momento en el que puede tornarse exigente”, asegura Martínez-Otero.
Según explica este psicólogo y pedagogo, “el hijo único puede verse sobre presionado porque su responsabilidad es creciente, al igual que su deseo por satisfacer las expectativas de los padres. El hecho de no cumplir estos objetivos puede generar una mayor frustración”.
En ese sentido, la pediatra agrega que existen varios estudios que aseguran que los adultos criados como hijos únicos suelen ser más seguros de si mismos y mejores líderes: “No tienen problemas de relación social, que era uno de los miedos que suelen tener los padres. Es gente que aprende a disfrutar de su soledad, pero en el entorno externo son más sociables”.