Más internet, menos seguridad
El ciberespacio se ha adueñado de nuestras vidas a través de internet, dispositivos móviles y otros gadgets.
Con su llegada hemos volcado en él un sinnúmero de datos financieros y personales casi con una confianza ciega y absoluta.
Sabemos que hay amenazas a nuestra información, pero solemos creer que es algo que no nos pasará a nosotros… aunque veamos como los perfiles de nuestros amigos son hackeados en redes sociales.
Y mientras sigamos pensando que las mejores contraseñas son «123456», «password» o «iloveyou» la situación no mejorará.
Los usuarios de la red parecen no entender aún la importancia de desarrollar una cultura de seguridad cibernética que debe empezar por no confiar ciegamente en los sitios de internet y debe concluir por establecer diferentes contraseñas para distintos tipos de sitios web.
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Los diferentes servicios en línea por más seguros que parezcan no son inmunes a ataques que puedan comprometer nuestros datos, por ello los expertos en informática recomiendan no usar la misma contraseña en diversos sitios y cambiar nuestras claves de seguridad regularmente.
Un estudio de Microsoft encontró que la gente en promedio tiene 25 diferentes cuentas en internet y sólo un promedio de 6,5 contraseñas. Si pensamos que las técnicas para «romper» contraseñas son cada día más sofisticadas y la gente usa cada vez más los mismos passwords en la red, veremos que los peligros son más grandes.
Pero hasta ahora seguimos practicando una cultura de reacción, no de prevención. Los usuarios de internet suelen reaccionar tras ser víctimas de un ataque o robo informático y se olvidan después de tomar medidas para evitar un segundo susto.
Mientras tanto los crackers siguen ganando información que les permite indagar más sobre nuestras contraseñas.
Por ejemplo el año pasado se publicaron en línea más de 100 millones de passwords que los hackers de sombrero negro descubrieron. Millones de contraseñas les otorgan un conocimiento profundo sobre el tipo de passwords que la gente usa.
Por ello los expertos recomiendan que la gente cambie sus contraseñas menos cada seis meses o con mayor frecuencia si la cuenta contiene información sensible.
Pero no sólo se trata de los usuarios, las empresas también están cambiando sus costumbres para enfrentar los nuevos retos de seguridad de la era digital.
Compañías como Imperva -especializada en seguridad informática- advierten que el sector privado invierte mucho tiempo en cuidar la murallas de sus redes, en lugar de proteger su activo más valioso: los datos.
Aseguran que mientras los usuarios y empresas no toman la seguridad con la seriedad que deberían, los crackers avanzan a pasos agigantados.
La única solución parece ser el seguir los siguientes consejos:
– Usar contraseñas que combinen letras mayúsculas, minúsculas, símbolos y números.
– Utilizar diferentes passwords para diferentes cuentas, sobre todo aquellas con información más sensible.
– Cambiarlas al menos cada 6 meses o antes para aquellas con datos financieros o delicados.
– Recordar que nunca se deben introducir nombres de usuarios y contraseñas en sitios que no sean oficiales o que no inicien con la dirección https.
Y por supuesto, usar el sentido común también ayuda.
Ya lo decían las abuelas, más vale prevenir que lamentar.