Fisicoculturista a los 93 años
A sus 93 años, el doctor Charles Eugster destaca por su figura gallarda y su elegancia: traje azul marino, corbata y pañuelo a juego.
Pero también se ve estupendo con la camiseta de lycra que lleva debajo, listo para lanzarse a la acción como un superhéroe.
Este exodontólogo suizo comenzó a dedicarse al fisicoculturismo hace sólo seis años, a los 87, pero se ve a sus anchas rodeado de máquinas de ejercicio.
Sus motivos para levantar pesas a su edad son simples.
“La idea es que las jovencitas de 70 años se den vuelta para mirarme en la playa”, dice.
Preocupado porque tenía sobrepeso, Eugster se unió a un club de culturismo y contrató a un ex Mr. Universo como su entrenador personal.
50 flexiones de brazos
“La idea es que las jovencitas de 70 años se den vuelta para mirarme en la playa”
El nonagenario deportista entrena durante dos horas entre tres y cuatro veces por semana.
Las sesiones pueden incluir musculatura o remo en el lago local.
Y este vigoroso entrenamiento ha dado sus frutos: en un campeonato reciente consiguió hacer 50 flexiones de brazos, 48 abdominales y 51 ejercicios de tríceps en 45 segundos cada serie.
Eugster se apresura en aclarar que debido a su edad, le permiten hacer las flexiones de brazos sobre las rodillas.
Desde que comenzó su carrera como culturista ha ganado varios campeonatos mundiales y acumula medallas de remo, un deporte que practicó cuando era joven.
El otrora odontólogo cuenta que durante 30 años y por las largas horas de trabajo en el consultorio no pudo realizar ejercicio de forma regular.
“Soy muy vanidoso y estaba engordando”, cuenta Eugster.
Mucho más contento con su actual apariencia, él cree que haber practicado deporte en su juventud le ayudó a conseguir sus nuevas metas.
“Yo creo que cualquiera puede hacerlo, pero es como cambiar un auto viejo por uno nuevo”, dice.
“Si has cuidado a tu coche viejo, no te costará mucho, pero si lo has abandonado, sí que va a costarte”.
Nunca es tarde para moverse
Al preguntarle si hay días en que le gustaría saltarse una sesión de entrenamiento o si duele hacer tanta actividad, su expresión de desconcierto lo dice todo.
“No mucho. Para conseguir músculo hay que entrenarse hasta el agotamiento. De hecho es tan intenso que tienes desgarros musculares microscópicos”.
¿Pero qué tan buena idea es intentar convertirse en un deportista competitivo a una edad avanzada?
Steve Iliffe, profesor de atención primaria para mayores en la University College London aconseja ser precavidos.
“Su caso es inusual y sólo una pequeña minoría de la población puede acometer esa vigorosa actividad a los 90 años”
Steve Iliffe, profesor de atención primaria para mayores en la University College London
“Su caso es inusual y sólo una pequeña minoría de la población puede acometer tan intensa actividad a los 90 años”, dice Ilffe.
“Nunca es tarde para comenzar a hacer ejercicio, pero hay que recordar que no es lo mismo ejercicio que actividad física.
“Muchas personas mayores no realizan suficiente actividad física, primero deberían incrementarla antes de hacer ejercicios de gimnasio extenuantes”.
Algunos octogenarios podrían sentir que se merecen un descanso después de años de trabajo duro, muchas veces de labores manuales.
Pero aunque esto es comprensible, es un error: es importante mantenerse activos.
El profesor Iliffe dice que las actividades cotidianas como caminar para hacer la compra o pasear al perro son útiles para mantener la salud.
Algunos estudios recientes sugieren que incluso sencillas tareas de jardinería pueden ser beneficiosas.
Pero el doctor Eugster afirma que los seis años de entrenamiento agotador con un preparador físico personal en Zurich, su ciudad natal, cambiaron su vida.
“Yo opino que uno nunca es demasiado viejo. Mi cuerpo aún cambia continuamente a los 93.
“Cambia tu apariencia, cambia tu energía y cambia tu forma de pensar.
“Envejecer se ha convertido para mí en un placer enorme, en disfrute, en alegría”.
Y definitivamente, Eugster consigue en el gimnasio que todos se den vuelta para admirarlo.